O4 | REENCUENTRO

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-Lyssahnder -susurré. Había transcurrido lo que parecía una eternidad desde la última vez que sus ojos, grises como el cielo tormentoso, se habían encontrado con los míos.

Todo en él era digno de admirar, era un completo manjar. Su tez oliva clara parecía bronceada por la luna, su piel tersa era más brillante que toda la bóveda celeste. Sus tatuajes se fundían a la perfección con sus músculos tonificados, su cuerpo parecía esculpido por los mismísimos dioses del Olimpo. Su mandíbula y sus clavículas afiladas eran tan perfectas que se incrustaban en mi corazón como dagas. Todo en Lyssahnder era un tentador recordatorio de la disciplina y devoción que le había dedicado a su cuerpo, a su piel, a su alma y a su corazón.

-Sahnd -corrigió, regalándome una amplia sonrisa mientras sus falanges se deslizaban lentamente a través de su cabellera azabache.

Lyssahnder Bournissen, el dueño de mis suspiros por más de cinco años aún tenía el mismo efecto sobre mí, un torbellino que alborotaba mis hormonas con solo respirarme cerca. Volver a verlo era como una llaga, una herida que jamás había sanado del todo. Él era primo de Scorpius, así que no me sorprendió que desapareciera cuando ella se transfirió, pero sí el poder que aún tenía sobre mí.

-¿Has traído a Selene contigo? ¿Cómo está Ariel? -cuestioné mordiendo mi labio inferior. Trataba de no mirarlo demasiado, aunque quizá él estaba acostumbrado a recibir toda la atención de muchas personas.

-Todos nos quedaremos aquí, pero ven, dame un abrazo -extendió los brazos con una cálida sonrisa.

No podía, no de nuevo. Sahnd jamás se había percatado de mis sentimientos por él, o quizá sí. No podía esperar menos, al final era hombre... Y aunque no todos eran iguales, la mayoría eran demasiado despistados. Estar enamorada tanto tiempo de la misma persona era doloroso, se sentía como beber agua del océano, tan salada... Cada sorbo te generaba más y más sed, misma que jamás saciabas.

-¿Sucede algo, Sakura? -cuestionó con el ceño fruncido. Siempre había sido demasiado amable, tanto que era fácil que cualquiera cayera rendido ante sus encantos-Sakura...

-Sahnd, no la presiones. -Scorpius lo interrumpió, le dio un codazo y ladeó los ojos-. Entremos, muero de hambre.

Asentí y comencé a caminar. No quería ser grosera ni distante con él, pero prefería mantenerme al margen, pues Sahnd no tenía la culpa de gustarme tanto.

-Lo siento -susurré. Jamás me había comportado de esta manera, siempre trataba de mostrarme fuerte, pero la muerte de D aún me generaba secuelas irreparables, agradecía no llorar de la nada frente a ellos o hacer el ridículo.

No soy suficiente.

Él no se fijaría en mí.

Ya me había resignado hace muchísimo, y no, no me consideraba una persona horrenda o fea, pero en este momento era un reflejo roto, una versión deteriorada de mí misma. Sahnd no podría enamorarse de mí, pues no lo hizo en el pasado y mucho menos lo haría ahora. Los pensamientos intrusivos una vez más se mostraban en mi mente, aplastando la poca estabilidad que tenía, por lo que traté de callarlos pensando en algunas teorías de Harry Potter que podría sacar a debate.

Al llegar a la cafetería, el exquisito aroma del café me envolvió, trayendo recuerdos hermosos a mis pensamientos. Scorpius fue la primera en ingresar, seguida por mí y finalmente Sahnd. Extrañaba ese olor tan embriagador que inundaba mis sentidos, los extrañaba a ellos y también a D.

-Hemos reservado nuestro lugar -mencionó Scorpius caminando hasta la sección privada que solíamos ocupar. Al llegar, dos Bournissen me recibieron con una cálida sonrisa, mi corazón se estremeció y devolví el gesto. Ariel se levantó de su lugar, mientras que Selene me observó detenidamente y yo hice lo mismo. Su cabello estaba recogido en dos coletas altas y onduladas, su fleco recto enmarcaba sus angelicales facciones, parecía una muñequita de porcelana. Llevaba unos aretes en forma de corazón platinados, vestía un conjunto palo de rosa que hacía un perfecto contraste con el de su piel blanca y sus ojos grises idénticos a los de Sanhd.

HYPERION | HWANG HYUNJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora