Capítulo 2

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Un Secreto Revelado

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La cueva era húmeda y fría, el aire cargado con el olor a tierra mojada y musgo. Lan Zhan encendió una antorcha, la llama danzaba con un brillo fantasmal, proyectando sombras inquietantes en las paredes de piedra. Wei Ying se acurrucó junto al fuego, su cuerpo aún débil, su mente llena de preguntas.

"Lan Zhan," comenzó Wei Ying, su voz apenas un susurro, "¿por qué me salvaste?"

Lan Zhan se sentó frente a él, su mirada fija en las llamas. "Porque no podía dejarte morir," respondió, su voz suave pero firme. "Porque te necesito."

Wei Ying frunció el ceño, confundido. "¿Necesitas? ¿Para qué?"

Lan Zhan no respondió, solo se levantó y se dirigió a una esquina de la cueva. Regresó con un pequeño cofre de madera, sus manos temblorosas mientras lo abría. En su interior, yacía un rollo de seda, adornado con delicados bordados dorados.

"Esto es..." comenzó Wei Ying, reconociendo el símbolo de la Secta Lan. "¿Qué es esto?"

Lan Zhan desenrolló el rollo, revelando una serie de caracteres complejos escritos en tinta roja. Wei Ying los leyó con atención, su corazón latiendo con fuerza. Era un antiguo texto, un ritual prohibido, un secreto que solo los ancestros de la Secta Lan conocían.

"Este ritual..." murmuró Wei Ying, su voz llena de asombro. "Es un ritual para... para crear un heredero."

Lan Zhan asintió, su rostro impasible. "Sí. Un ritual que solo se puede realizar con un hombre que posee la energía espiritual adecuada."

Wei Ying lo miró con incredulidad. "¿Qué estás diciendo? ¿Que yo... que yo puedo...?"

Lan Zhan lo miró a los ojos, su mirada intensa y penetrante. "Sí, Wei Ying. Tú puedes dar a luz a un hijo."

Wei Ying sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La idea era tan extraña, tan inconcebible, que le costaba procesarla. ¿Cómo podía él, un hombre, quedar embarazado?

"Pero... pero eso es imposible," dijo Wei Ying, su voz llena de confusión. "Soy un hombre."

Lan Zhan se acercó a él, su mirada llena de determinación. "No es imposible, Wei Ying. Es un secreto que la Secta Lan ha mantenido oculto durante siglos. Solo tú, con tu energía espiritual única, puedes realizar este ritual."

Wei Ying se sintió abrumado por una mezcla de emociones: miedo, confusión, incredulidad, y una pizca de curiosidad. ¿Cómo podía él, un hombre, dar a luz a un hijo? ¿Cómo podía aceptar este secreto, este destino que se le imponía?

"Lan Zhan," dijo Wei Ying, su voz temblorosa. "Necesito tiempo para procesar todo esto. Necesito entender..."

Lan Zhan asintió, su rostro lleno de comprensión. "Tienes tiempo, Wei Ying. Pero debes tomar una decisión. Este ritual es peligroso, pero también es una oportunidad. Una oportunidad de crear algo nuevo, algo que perdure."

Wei Ying se quedó en silencio, mirando las llamas danzar en la oscuridad. La idea de tener un hijo, de crear una familia con Lan Zhan, le llenaba de una mezcla de miedo y esperanza. ¿Podría él, un hombre, aceptar este destino? ¿Podría él, un hombre, ser padre?

La respuesta, sin embargo, se encontraba en la profundidad de su corazón, en el lugar donde el amor por Lan Zhan se mezclaba con el deseo de un futuro juntos.

"Lan Zhan," dijo Wei Ying, su voz llena de una nueva determinación. "Quiero saber más. Quiero entender."

Lan Zhan sonrió, una sonrisa leve pero llena de significado. "Entonces, empecemos."

La antorcha seguía ardiendo, proyectando sombras danzantes en las paredes de la cueva, mientras Wei Ying y Lan Zhan se adentraban en el misterio de un secreto ancestral, un secreto que cambiaría sus vidas para siempre.

WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora