VII

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YoonGi cerró los ojos cuando el aire fresco de la tarde entró a su habitación, respiró tranquilamente antes de llevar su mano sobre su vientre redondo mientras una pequeña sonrisa decoraba su rostro.

Suspiró antes de abrir los ojos y seguir doblando la ropa acumulada a su alrededor, mientras las guardaba en una caja.

Su habitación empezaba a estar vacía, algunas cosas estaban siendo guardadas por Tae mientras la música sonaba desde su celular, YoonGi giró la cabeza cuando escuchó un pequeño grito de su amigo, no lo vio hasta unos segundos después cuando apareció detrás de su cama.

—¿Qué pasó? —preguntó en cuanto el omega se sentó sobre las sábanas.

—Tropecé —murmuró mientras elevaba unas zapatillas—, oye estas son mías.

YoonGi no tuvo tiempo a responder cuando dieron pequeños toques a la puerta y la cabeza de su madre se asomó.

—¿Están bien? Escuché un golpe.

—Oh, solo fue Tae.

Continuó con su deber mientras su madre entraba y le daba una pequeña mirada a su amigo, Tae entendió el mensaje y salió de su habitación con la excusa de buscar algo se beber.

—¿Estás cómodo, cariño? —su madre se acercó a él y se sentó a su lado, buena postura y semblante serio.

—Lo estoy, Tae se aseguró de eso.

—Uhm, es buen amigo.

YoonGi asintió con una pequeña sonrisa, había pasado un mes desde que sus padres aparecieron en su pequeño departamento junto a JiMin, se había preparado para lo peor, pero lo único que recibió fueron las disculpas y arrepentimientos de la pareja mayor. No imaginó ver a su padre arrodillado ante él esperando que lo perdonara y regresara a casa donde estaría más seguro.
Le tomó unos días aceptar que sus padres no mentían y tenían toda intención de hacer bien las cosas, pero no regresó al que fue su hogar y después de una larga conversación tomaron una decisión.

Aceptarían la oferta de sus padres y vivirían en el edificio, hasta que cumplieran la mayoría de edad y tuvieran lo suficiente para pagar algo por su cuenta.

Pasaron por el doctor y recomendó que lo mejor sería que JiMin y él siguieran conviviendo porque YoonGi necesitaría a su pareja más que nunca en estos últimos meses. El departamento de los Park era igual que el suyo, solo que al vivir tres personas habían unas cuantas habitaciones vacías, decidieron darles la segunda más grande.

YoonGi se puso de pie como pudo, suspirando cuando su espalda reclamó el peso en su vientre, intentó agacharse para levantar la caja de su ropa y si alguien más lo viera probablemente se reirían de su intento de hacer las cosas por sí solo con ocho meses recién cumplidos.

Se rindió antes de acomodarse en la cama y esperar a que alguien llegara, observó a su alrededor, las cosas más importantes ya debían estar en el departamento de los Park, ahora solo quedaban pequeños objetos sin mucho valor en las paredes.

Acarició su vientre mientras una pequeña sonrisa crecía en su rostro, su bichito había estado presionando mucho en su vejiga y las ganas de ir al baño habían sido descomunales las últimas semanas, lo que era muy incómodo debido a sus pies hinchados y lo mucho que le costaba caminar con tanto peso y sin mencionar el momento de acomodarse en el retrete.

Iba a ser honesto, ya quería que el cachorro naciera, pero ese pensamiento traía consigo el temor de tenerlo en brazos, lastimosamente JiMin había sido el único afectado por todo ese embrollo de emociones, sus cambios de humor eran constantes.

La última vez se molestó porque JiMin comió uno de sus pastelitos y lloró cuando el alfa intentó calmarlo, pero no fue su culpa, le costó mucho esfuerzo hornearlos.

—¿YoonGi?

Levantó la cabeza cuando el dueño de sus pensamientos apareció en la puerta, JiMin se acercó a él con el ceño fruncido.

—¿Estás bien?

—Hola, Jiminnie.

—Hey...

—¿Cómo te fue?

El alfa sonrió mientras se acomodaba a su lado y tomaba su mano entre las suyas.

—Conseguí el trabajo de repartidor.

El rostro de YoonGi se iluminó con alegría antes de que un montón de pensamientos abordaran su mente, JiMin pareció notarlo y su expresión lo delató, el omega le sonrió para calmarlo mientras suspiraba.

—¿No es un poco peligroso?

—Yoonie... no será mi primera vez conduciendo una motocicleta.

—Sí, pero...

—Estaré bien, lo prometo.

YoonGi asintió sabiendo que no podía hacer mucho para hacer que cambiara de opinión, JiMin era tan obstinado como él.

El alfa observó la habitación, había estado unas cuantas veces ahí cuando la familia de YoonGi se iba y podían quedarse juntos al menos unas horas.

—Trabajaré durante las vacaciones y una vez que regresemos a clases lo haré medio tiempo.

—Jiminnie...

—Es bueno que el bebé nazca en un mes, sé que estás cansado.

YoonGi suspiró.

JiMin soltó una risa cuando YoonGi intentó patearlo por quinta vez al mencionar los nombres más ridículos que se le ocurrieron, siguió masajeando sus pies hinchados y continuó hablando de las sugerencias.

—JungKook.

—¿Estás buscando que me pare y te golpeé?

El alfa negó con la cabeza antes de acomodar los pies sobre la pequeña almohada, el doctor había recomendado que sería lo mejor para que el dolor disminuyera.

JiMin entró al baño de la habitación tropezando con las cajas que no habían terminado de desempacar, hizo toda su rutina antes de volver y recibir la imagen de YoonGi leyendo un libro curiosamente apoyado sobre su vientre redondo.

—Ven aquí, no quiere dormirse.

Fue rápido en meterse a la cama, acomodándose hasta estar cerca del vientre, levantó la pijama y empezó a tararear la cancion favorita de su cachorro, o así asumieron cuando notaron lo mucho que se movía al escucharlo, un escalofrío recorrió su piel cuando la piel se estiró mostrando un diminuto bulto.

—Oye, que no haga eso.

—Bichito, a appa no le gusta cuando pateas tan fuerte, sé amable antes de que te expulse, ¿sí?

YoonGi hizo una mueca cuando otra patada le respondió, suspirando cuando supo que era la última y con suerte lo dejaría dormir bien esta noche, estaba agotado.

JiMin siguió tarareando y repartiendo pequeños besos sobre su piel, la imagen era entrañable, se obligó a guardarle en su mente y celular.

Cada día faltaba menos y ya podía verse junto a JiMin y su pequeño cachorro, estaba asustado, pero sabía que el alfa se aseguraría de que todo valiera la pena.

daylight ﻬ [ j i m s u ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora