Felix, quien estaba con sus amigos en una fiesta, divirtiéndose, hasta que recibe una llamada de su guapo ex.
"Hola lindo, quieres venir a mi casa?"
"..."
HYUNLIX!
18+!
No adaptar ni copiar.
Creadora: Hanaxheart
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Desperté y me encontré a Hyunjin mirándome fijamente, su cara tapando el sol que entraba por la ventana y con una sonrisa leve.
No recordaba lo que era despertar juntó a el.
— Buenos días bella durmiente. — dijo hyunjin.
— Mm, buenos días príncipe. — dije para luego soltar una risita.
— Ah, ya soy tu príncipe? — dijo.
— Jaja, no. — dije.
— Ajá, si claro. — dijo el. — Vente, vamos a desayunar.
— Sabes cocinar? — pregunté. — Recuerdo cuando casi incendias mi casa. — dije.
— Jaja, sí, ya se cocinar, lindo. — dijo el. — Vamos. — dijo tomandome en sus brazos para llevarme a la cocina y sentarme en una silla.
— Evitemos otro a̶c̶c̶i̶d̶e̶n̶t̶e̶.— dijo Hyunjin empezando a cocinar.
— Agh, ¿Te seguirás burlando? Fue tu culpa esa vez que me rompiste el c̶u̶l̶o̶ y me caí al levantarme.— dije.
— Mhm, por eso, evitemos otro a̶c̶c̶i̶d̶e̶n̶t̶e̶. — dijo Hyunjin.
— Ush.
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— ¿Con quien hablas? — preguntó Hyunjin.
— Con mis amigos.— dije mirándolo, el se me quedó mirando con su mirada p̶e̶n̶e̶t̶r̶a̶n̶t̶e̶. — Es encerio.— le mostré el chat.
— Bueno. — dijo poniendo el desayuno en la mesa que estaba detrás mio.
Alce mis brazos dándole a entender que quería que me cargará y me llevará, y eso hizo, me cargo, puso sus manos en mis m̶u̶s̶l̶o̶s̶ y me llevó hasta la mesa.
— Ya pasas, eh. — dijo Hyunjin.
— No inventes, ¡¿Engorde?! — le dije mirando mi cuerpo.
— No, lindo, te estoy molestando, tienes un hermoso c̶u̶e̶r̶p̶o̶, me molesta que más hombres lo puedan ver. — dijo cruzándose de brazos.
Yo reí. — Si, no eres el único que lo ah v̶i̶s̶t̶o̶. — dije bromeando y llevandome un bocado a la boca.
— ¿Como que no? ¿Tuviste más después de mí? — preguntó.
— Muchos. — mentí.
— ¿A sí? Mm, claro. — dijo cambiando su semblante a uno serio.
— El desayuno quedó muy bueno. — dije. — No puedo creer que aprendiste a cocinar.
— Si, tuve que aprender, no me iba a mantener de puras maruchan. — dijo.
Yo reí. — ¿Encerio me necesitabas mucho? — pregunté.
— Demasiado. — respondió.
Nos quedamos mirando, yo veía sus hermosos ojos cafés oscuro y el veía los míos, hasta que desvíe la mirada para seguir comiendo.
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