Capítulo 3

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El despertar, no sé en qué momento, pero estaba en mi forma humana, con la ropa desordenada y con Ei abrazando mi cintura, con su cara en mi nuca... Su respiración contra mi piel.

—Ah... —suspiré por el contacto. Ei me prendía tanto...

—Bueno días, Ei. Levántate para ir al cumple de Yae...

Makoto se detuvo en seco cuando nos vió en ese estado. Sus mejillas se pusieron rojas y dió media vuelta.

—E-eh, ya estás aquí, Yae. Creí que te habías ido.

Sonreí ante la reacción de ella.

Ambas eran tan lindas cuando se ponían rojas.

—Buenos días, Makoto —dije acomodando un poco mi cabello y sin intenciones de quitar la mano de Ei que envolvía mi cintura—. Sí, pasé la noche con Ei. Perdón si no te parece adecuado.

Ella negó rápidamente.

—No, no. Para... Me alegra que Ei tenga a alguien... Bueno, despierta a Ei y sal para desearte un feliz cumpleaños adecuadamente.

Makoto cerró la puerta con cuidado y yo reí un poco ante aquello. Ambas eran igual de penosas, igual de tiernas por eso.

Pero Ei...

—Cariño, despierta —le dije a Ei en un susurro contra sus labios.

Parece que ella tiene un sueño bastante pesado.

—Mmm...

—Mi amor, despierta.

Dije aquello con atrevimiento y sus ojos se abrieron de par en par, con sus mejillas rojas y una cara de wtf.

—¿C-cómo me llamaste?

—¿Mi amor? —repetí con una sonrisa traviesa que adornaba mis labios—. Parece que dormiste bien... Quisiera despertar todos los días así... Con tu mano en mi cintura.

Ella la quitó rápidamente y se incorporó de golpe, haciendo reír.

—Ay, Ei. Eres tan linda.

—Ya deja de decir cosas —dijo ella a modo de orden, pero solo me causó ternura.

—Cariño, no intentes darme órdenes, soy un alma libre y lo sabes.

—Sí, sí. A levantarse.

La ví pararse y yo me dediqué a ordenar la cama.

Al parecer Ei se sentía avergonzada por lo de anoche, que estuvo bastante caliente la verdad. Por otro lado, yo no, yo quería repetirlo una y mil veces... Pero quizás ella solo se atrevió porque algo de alcohol corría por sus venas.

Mi linda arconte me dejó el baño para mí, y yo me dí una arreglada rápida, después de todo tenía que hacerlo en mi casa con otra ropa.
Aunque antes de salir de su habitación me paré tras de ella con diversión.

—Supongo que recuerdas lo que hicimos anoche.

—No estaba borracha como para olvidarme de eso, Miko.

—Me alegra escuchar eso, Cariño —le dije dejando un beso en su mejilla—. No me has dado mi beso de buenos días, Ei. No pretendas querer dormir conmigo y al otro día hacer como si nada.

Ei frunció un poco el ceño, aún con sus mejillas coloradas.

—Solo dormimos... —susurró.

—Y nos besamos... Me tocaste... En unos lugares, algo comprometedores.

—Eso...

Ella miró todos lados algo desesperada y luego me dió un beso repentino, que me tomó por sorpresa, pero que obvio recibí con todo el gusto del mundo, pasando mis brazos por su cuello y ella posando sus manos en mi cintura.
Sus manos me llevaban más con ella, haciéndome suspirar por el contacto tan rico que teníamos.

Alcohol Para Dos (EiMiko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora