07. the beach

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𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻 : 𝖽𝖺𝗒𝗅𝗂𝗀𝗁𝗍
𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗮𝗰𝗵

𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿  𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻 : 𝖽𝖺𝗒𝗅𝗂𝗀𝗁𝗍 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗮𝗰𝗵

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'  𝗐𝗁𝖺𝗍 𝗂𝖿 𝖺𝗅𝗅 𝗂 𝗇𝖾𝖾𝖽 𝗂𝗌 𝗒𝗈𝗎?'

Pov: Tory Nichols

Había pasado un mes desde que Logan y yo comenzamos nuestra relación, aunque aún no éramos oficialmente novios. Sin embargo, el trato que me daba hacía que me sintiera especial, de una manera en la que nunca antes me había sentido con nadie.

Logan era atento, amable y detallista. Hablar con él era más que agradable; podía contarle cualquier cosa, desde lo más profundo hasta lo más insignificante. Siempre encontraba la manera de hacerme reír, de hacerme sentir cómoda, como si cada momento juntos fuera único.

Tenía la costumbre de regalarme chocolates, mis favoritos. Incluso se tomaba el tiempo de ir a verme al trabajo, aunque solo tuviéramos unos minutos. Ese simple gesto me hacía sentir tan querida, tan valorada.

Recuerdo la primera vez que lo hizo: estaba atendiendo a los clientes cuando lo vi sentado en una de las mesas. Mi corazón se aceleró, y no pude evitar sonreír mientras me acercaba a él.

—¿Le gustaría ordenar ya?— pregunté, tratando de mantener la profesionalidad, aunque la sonrisa en mi rostro me delataba.

—Sí, ¿la linda mesera se incluye en el menú?— respondió con esa diversión en sus ojos que tanto me gustaba. Mi sonrisa se amplió, y mi corazón dio un vuelco.

—¿Qué haces aquí?— pregunté, aunque en el fondo estaba feliz de verlo.

—Quería ver a la chica más linda y traerle algunos chocolates.— Dijo, sacando una caja de chocolates. Su gesto me derritió por completo. ¿De verdad había venido hasta mi trabajo solo para verme y darme chocolates? Era tan lindo, tan considerado.

—¿Y eso? ¿Por qué?— cuestioné, aunque mi sonrisa ya le daba la respuesta.

—Por linda.— Respondió simplemente, levantándose para acercarse a mí, tomando mi cintura y acortando la distancia con un beso.

Quería responderle, pero mi jefe interrumpió el momento, recordándome que debía volver al trabajo.

—Lo siento, debo volver.— Dije con desánimo, pero él me sonrió con comprensión.

—No te preocupes, te espero.

Seguí con mi trabajo, anotando los pedidos de los clientes y entregándolos con la misma sonrisa profesional que llevaba todo el día. Pero, de vez en cuando, mi mirada se desviaba hacia él. Lo encontraba observándome con una expresión tan cálida que no podía evitar sonreírle de vuelta. Había algo en la manera en que me miraba, como si fuera lo único que importara en ese momento, y eso hacía que mi corazón latiera un poco más rápido.

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓, tory nicholsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora