Parte 2

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Parte 2


—Thor, ¿quieres dejar de gruñirle a cada Capitán que vemos?—preguntó con enojo Steve a su compañero.

—Lo siento, lo intento...—volvió a gruñir cuando otro Capitán pasó cerca de ellos.

— ¿No me has escuchado? ¿Qué es lo que te pasa?—exigió saber, después de sonreírle a su colega y seguir caminando, con su equipo detrás.

—Es por su novio, desde que se enteró que casi sale con un capitán, le gruñe a todos—se rió otro de los muchachos—. ¿Cómo es que te dijo? ¿Un Capitán es mejor que un soldado?

—No me importa tu vida amorosa, Odinson, pero contrólate—advirtió.

—Es que, Capitán, ¿usted no tiene pareja? ¿No sabe lo que es marcharse después de una discusión insignificante y al regresar unas semanas después, enterarse que tu novio está a punto de ir a una cita con alguien más? ¡Y que encima es Capitán! Alguien de aquí quiso robarme a mi chico.

—La mitad de los hombres a los que le gruñiste, están casados y con hijos, amigo—le palmeó la espalda el sargento Barnes, llegando a un lado del Capitán—. Y no tiene sentido que le intentes explicar—señaló a Steve—. Nuestro Capitán, aquí, no tiene pareja, incluso su última cita fue fallida.

—Sí, gracias por eso—bufó Steve.

—Oh, vamos, la pasaste bien con el remplazo, solo que olvidaste pedirle su número.

—No iba a intentar ligar con él, solo fue para disculparse por su amigo—se separaron del grupo y tomaron su propio camino dentro del cuartel.

—Bailaron durante horas en un parque, aguantó tus pisadas.

—No tiene nada que ver.

—Como digas, pero ahora que volvemos, puedo pedirle a mi novia algún otro contacto, tiene muchos amigos y conocidos que estarían....

—Bucky, aprecio tus buenas intenciones, pero no necesito citas, menos esta vez. Tengo que ir por repuestos para la motocicleta. Me iré a casa, asegúrate de dejar todo ordenado aquí.

—Claro, Capitán, porque soy yo el soltero que no tiene una novia esperándome ansiosamente—comentó con ironía.

—Eres Sargento, soy Capitán—hizo una mueca y se marchó.


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—Oh, vamos, no lo venderás y te estoy dando un buen precio—repitió Tony por segunda vez.

—El precio no baja, lo tomas o lo dejas.

—Es demasiado, no lo vale y tú sabes que yo lo sé, no soy un principiante.

—Esto es difícil de conseguir.

—Puedo conseguir diez más dos puestos adelante y...

— ¿Tony?—pregunto una varonil voz, con un timbre dudoso a sus espaldas, volteó para encontrarse con Steve, el hombre al que su amigo Loki dejó plantado y Tony fue a disculparse.

—Steve... ¿Qué haces aquí?

— ¿Qué haces tú aquí?—preguntó sonriente el hombre, acercándose.

—Comprando, bueno...—miró de nuevo al puesto—o intentándolo—observó al vendedor—. Vamos, véndemelo.

—Claro, ya sabes el precio—Tony estaba por reclamarle, cuando Steve lo interrumpió.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora