capitulo 9

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Atenea.

El día había sido largo en la central, pero finalmente llegaba a su fin. Estaba revisando algunos informes en mi oficina cuando Alexa, apareció en la puerta con su típica sonrisa traviesa.

Con ella tengo una buena relación, y con su esposo también ese chismoso era de mi agradó.

—Atenea, esta noche vamos a un club. Todos estarán ahí. ¿Vienes? —me preguntó, como si la idea de negarme no existiera.

La verdad, salir no estaba en mis planes, pero algo en su tono me hizo considerarlo.

—¿Un club? No sé si es lo mío... —respondí, aunque en el fondo sabía que una parte de mí lo estaba considerando.

—Vamos, será divertido. Necesitas relajarte un poco —insistió ella—. Patrick, Simón, Parker, todos estarán allí. Además, es viernes. Mereces un descanso.

Finalmente, cedí. Quizás un poco de diversión no me haría daño.

Regresé a casa después de terminar en la central. Si iba a salir, lo haría bien. Después de una ducha larga en mi tina, me dirigí a mi vestidor. Escogí un vestido rojo ajustado que resaltaba mis curvas y que siempre me había hecho sentir sexy. Con el maquillaje y el peinado en su lugar, me sentí lista para la noche.

Deje un beso sobre la cabeza de Hera quien dormia plácidamente en mi cama.

Subí a mi auto y conduje hacia el club. El rugido del motor bajo mis manos siempre me hacía sentir viva, y esta noche no fue la excepción. Al llegar, me abrí paso entre la multitud. La energía en el lugar era vibrante, llena de luces y música que hacía retumbar el suelo bajo mis pies.

Localicé rápidamente al grupo Patrick, Simón, Parker y las tenientes estaban sentados en una mesa, charlando y riendo. Rachel y Luisa también estaban allí, y aunque noté la incomodidad en sus miradas, decidí ignorarlas.

Alexa me vio primero y me abrazó.

—¡Te ves increíble! —exclamó, admirando el vestido.

—Gracias, Alexa —respondí con una sonrisa, dejándome llevar por su entusiasmo.

Sin perder tiempo, me llevó a la pista de baile. La música pulsaba a mi alrededor, y me dejé llevar por el ritmo. Mientras bailaba, noté algunas miradas curiosas, de ciertos hombres pero no me importó. Esto era exactamente lo que necesitaba.

Entonces, sentí una mirada en particular que se clavaba en mí. Alcé la vista y vi a Christopher al otro lado de la pista. Estaba observándome con esa intensidad característica suya, la misma que siempre me había hecho sentir nerviosa y emocionada al mismo tiempo.

Hizo su camino entre la multitud y se acercó a mí, su presencia inconfundible.

—Te ves sexy esta noche —dijo, su voz un susurro.

Lo miré a los ojos y no pude evitar sonreír.

—Siempre soy sexy —respondí, jugando con él—. Al menos eso es lo que me dice mi novio.

Christopher levantó una ceja, y su expresión se tornó más seria, como si no le hubiera gustado mi respuesta.

—Tu novio, el cual no eh visto —repitió, con un tono que denotaba un toque de celos— quiero conocerlo—

Mi sonrisa se desvaneció ligeramente mientras lo miraba. Sabía que esto no era solo una broma para él. Había una intensidad en sus ojos que no podía ignorar.

—No es necesario que lo conozcas —dije, intentando mantener el tono ligero—Además, no te va a agrandar es muy celoso—

Dio un paso más cerca, casi acortando toda la distancia entre nosotros.

Deseo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora