11 - Tsukito

948 75 14
                                    

MIZUKI POV:

Abrí los ojos y me encontré con la cara de Melissa justo a mi lado

-¡KYAAAAAAA! – Le empujé, pues me había asustado mucho. Se estampó contra el suelo – P-perdona Melissa – Se levanta y se sienta en el filo de mi cama

-Da igual... ¿Cómo has estado? – Me cruzo de brazos, mirando hacia otro lado, ignorándole

-¿Por qué te fuiste sin avisar? – Finjo estar molesta

-Pronto lo sabrás, por ahora, vístete con el yukata que hay en el armario

-¿Y-yukata? ¿Por qué? ¿Para qué?

-Deja de hacer preguntas – Me levanto de un salto - Tú solo hazlo y dirígete hacia el jardín

-B-bien...

Me vestí con un bonito yukata de color rosado, rojizo y un poco de color azulado en rayas. Me coloqué una flor de decoración en el pelo y salí.

Caminé por los pasillos, encontrándome con Loki

-¿A-areee? – Se me queda mirando con las cejas alzadas

-¿Q-qué pasa? – Miro a todos lados

-T-te ves bien... - Sonrío

- Jajaja, ¡Gracias! Ahora, debo irme – Paso por su lado despidiéndome con la mano

Salgo hacia fuera y me quedo paralizada. Todo el jardín está decorado con muchos farolillos de colores rojizos, algunos puestos tales como los de coger peces o de máscaras. Además, muchos lugares de comida típica japonesa. Y al fondo, Tsukito, mirándome fijamente.

Yo corro hasta él y lo abrazo. Tsukito se sorprende, intentando sostenerme, pues él es mucho más alto y yo estoy de puntillas. Esto es... fantástico. Parece que estoy en la tierra.

-Tsukito-san... ¿Por qué has hecho esto?

-Mizuki Hira, quería sorprenderte y que te sintieras como en casa

-P-pero ¿cómo has conseguido todo esto?

-Le pedí ayuda a Melissa. Al no tener prohibido salir del jardín flotante, escapó y me trajo todo esto que ves poco a poco. Por ello no se encontraba en tu habitación, siento las molestias – Muevo la cabeza sonriendo y negando

-No, no, ha merecido la pena – Le agarro la mano – Ahora, vamos a divertirnos

Fuimos a un puesto de tirar a una diana

-¡Vamos, tu puedes Tsukito! – Tiró la bola y dio justo en el centro - ¡WOW! Vaya puntería

-No se trata de eso. Era fácil teniendo en cuenta el poco aire que corre y la facilidad del juego – Me sale una gotita de anime en la cabeza

-Ah...claro... ¡Vamos a comer unos onigiris! – Llegamos allí y comenzamos a comer. Tsukito en muy agradable, pero es demasiado serio, no sé de qué puedo hablar con él...

-Oye, Mizuki Hira, no te sientas presionada por hablar conmigo – Ha dado justo en el clavo...

-¿E-eh? ¿P-por qué dices eso?

-Siempre que alguien se queda a solas conmigo, si no es Takeru, comienza a sentirse incómodo y no sé cómo cambiar eso. Es algo a lo que no le encuentro razonamiento

-Tsukito-san, no debes hacer caso. Es tu personalidad, no debes cambiar – Me mira confundido – Verás... no todos los humanos deben comportase de manera normal. No quiero decir que tú seas diferente... pero tú eres bastante especial. Y me agradas mucho – Comienzo a derramar lágrimas

-¿Por qué lloras? ¿Dije algo inapropiado?

-No...no...es sólo que... - Le abrazo dejando caer lágrimas en si hombro – Soy una llorica...

-Debes desahogarte, no te preocupes – Me comienza a acariciar la cabeza, eso me tranquiliza

-Tsukito... no quiero separarme de vosotros... - Le abrazo mucho más, pegándole a mí – Tsukito... quiero estar con todos vosotros...estoy muy triste...

-No está bien que llores, debería alegrarte como los humanos

-¿E-eh? – Subo la cabeza y me encuentro con los labios de Tsukito sobre los míos

Me dejo llevar, mientras que algunas lágrimas aún continúan cayendo sin parar, siendo iluminadas por la bonita luna que se encuentra detrás de nosotros. Él mientras me las quita con sus pulgares, delicadamente. Me parece imposible que él esté haciendo esto.

Nos separamos lentamente, sin perder contacto visual. Eso hace que me sonroje, y él emboce una pequeña sonrisa.

-Gracias por alegrarme Tsukito – Me siento en un banco y seguidamente él

-No ha sido nada, me has alegrado tú a mí. Ha sido un sentimiento muy extraño. Creo que debería agradecértelo de nuevo – Se acerca otra vez, lentamente a mí. Yo me pongo alerta y le aparto con una risita falsa muy nerviosa

-N-no te preocupes jajaja – Me giro y miro a la luna – Es muy bonita

-Realmente me gusta venir a observarla, y no solo por obligación – Me mira a mí fijamente – Tu nombre es realmente bonito ¿sabes su significado?

-¿E-eh? – Que vergüenza... nunca me lo había preguntado – N-no...

-Es bonita luna. Me agrada, creo que te queda muy bien. – Me sonrojo - ¿Tienes fiebre? Llevas un rato roja

-N-nada, no te preocupes, un poco de calor. Mejor vámonos.

Íbamos andando por el pasillo cuando vemos a Takeru de lejos. Me vio vestida con el yukata y frunció el ceño mirando a Tsukito. No puedo creer que le haya hecho ese gesto a su amado hermano.

-Onii-chan – Le abraza por el cuello – Si ibas a realizar una celebración japonesa, ¿por qué no me has invitado?

-Hoy son mis clases particulares con Mizuki Hira, no deben venir otros dioses– Takeru le suelta y se acerca a mí

-¿Y por qué tú estás vestida de esta manera?

-Yo lo elegí – Tsukito

-Oh... debo felicitarte, has escogido muy bien lo colores, digno de mi hermanito – Nos mira con una sonrisa falsa y sigue andando – Nos vemos, adiós Mizuki

Me quedo mirándole con una extraña sensación

-Mizuki Hira, no debes dejar que te afecte Takeru. Desde que tuvo las clases contigo, se encuentra molesto cada vez que otro dios menciona tu nombre – Con que era eso, celos, Takeru está celoso...

-Entiendo – Empiezo a andar de nuevo – Si no te importa, me gustaría ir a mi habitación a descansar. Necesito pensar

-Por supuesto, te acompañaré – Caminamos - ¿No quieres ver los contadores? – Niego con la cabeza

-Quiero que sea sorpresa – Bajo la mirada un poco triste. No quiero saberlo, tengo mucho miedo y no sé por qué – No te preocupes, vamos

Llegamos a mi habitación y me despido del dios

-Muchas gracias por este día, te agradezco enormemente tu consideración

-Ha sido un placer – Se inclina – Que tengas un buen descanso – Cierro y lentamente, viendo como se aleja

Cuando ya está cerrada la puerta totalmente me desplomo en el suelo. Agarro mis rodillas y entierro mi cara. No puedo evitarlo, estoy llorando, debo verme patética. Pero no quiero separarme de ellos, quiero estar con todos.

Sin darme cuenta me quedo dormida en esta posición, con algunas lágrimas retenidas en mis ojos.

El concurso de la nueva maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora