Capítulo 19

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Me levanto lentamente de la cama porque no puedo seguir escondiéndome de Jennie. Conociéndola, de todos modos vendría a ver si estoy bien, así que más vale que intente mantener la cabeza en alto y actúe como si lo que paso no fuera gran cosa.

Estoy tan concentrada en fingir que no me siento humillada que casi salgo de mi habitación con mi camiseta ahora transparente todavía puesta.

¡Casi se las enseño a Jennie por segunda vez!

No sé qué me pasa.

En realidad, sí lo sé.

Estoy completamente enamorada de una tal Jennie Kim y ella no tiene la menor idea de lo que siento.

¿O sí?

Dios mío, si lo sabe, me moriré, simplemente me moriré.

¿Qué tal si piensa que se las mostré a propósito para atraerla a la cama?

Empiezo a hiperventilar ante la posibilidad de que mi sutil obsesión con  Jennie no sea tan sutil después de todo.

Logro calmarme al razonar que, si Jennie tuviera alguna idea de lo que realmente quiero, habría un agujero con la forma de su cuerpo en mi pared después de salir corriendo de mi departamento. No hay manera de que todavía quiera ser mi amiga si sospechara por qué he estado actuando tan fuera de control.

Tiro al suelo la camiseta que causó todo este lío, y en su lugar, me pongo una sudadera.

No es que tenga frío ni nada, pero el agua que derramé sobre mí estaba bastante fría, de hecho,  los efectos de haberla derramado sobre mi cuerpo no pasan desapercibidos.

No hay ninguna posibilidad de que me ponga otra camiseta sin mangas cuando aún están alerta, si entiendes lo que quiero decir.

Una vez que salgo de mi autoimpuesto y temporal exilio, camino con mucho cuidado hacia la sala. No estoy tan mortificada como para olvidar lo propensa que soy a los accidentes, así que me aseguro de que no pase nada más.

Frunzo el ceño cuanto más me acerco al último lugar donde vi a Jennie porque ya no está allí. Escaneo mi departamento mientras mi respiración se vuelve superficial una vez más.

Se ha ido.

No hay rastro de ella.

¡Lo sabía!

Sabía que se iría.

Soy un...

Escucho el sonido del inodoro al descargarse justo en medio de mi enésimo ataque de pánico inducido por Jennie. Realmente, realmente, realmente, necesito dejar de hacerme esto.

Antes de que Jennie salga, corro hacia la cocina, agarro un montón de menús de comida y me lanzo sobre el sofá. Pienso que si finjo que no pasó nada, ella también lo hará.

La puerta del baño se abre y me preparo para dar la actuación de mi vida.

—Saqué algunos menús mientras no estabas—. Hasta ahora todo va bien, Jennie no está actuando raro. —¿Alguna preferencia sobre lo que quieres comer?— Noto que tiene más color en el rostro de lo que recordaba.

Jennie sonríe y se vuelve a sentar en el sofá—. No, soy fácil.

Hay momentos en los que el humor es apropiado para desactivar una situación potencialmente incómoda, y siento que este es uno de esos momentos.

—Eso he oído—. Yo también puedo ser descarada, solo espero no haber cometido un gran error.

Jennie jadea de forma tan dramática, que confió en que la noche se puede salvar. Se lleva las manos al corazón como si mis palabras la hubieran herido fatalmente.

Hoy conocí a mi futura esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora