Hoy conocí a mi futura esposa

Capítulo 28

Oh, Dios...

No puedo...

Esto es...

De todas las...

Mis ojos parpadean furiosamente mientras permanecen fijos en ese cartel. 

¿En serio estoy a punto de ir al baile de graduación? 

El baile al que soñaba asistir cuando era adolescente. 

El baile que nunca pude experimentar. 

El baile que está ligado para siempre a un recuerdo que no puedo sacudirme.

Es demasiado para que mi mente lo asimile. 

Una oleada de emociones me golpea de una vez y siento que mis ojos se llenan de lágrimas no derramadas. 

Jennie ha hecho lo que nadie más que he conocido ha podido hacer. 

Me ha dejado sin palabras. 

No tengo palabras. 

Ninguna.

Creo que jadeé cuando leí el letrero, pero no estoy segura. Estoy tan abrumada y sorprendida que me cuesta mucho formar algún tipo de pensamiento coherente. 

Abro la boca, pero no sale nada. 

Intento unas cuantas veces sin éxito. 

Mi cuerpo no deja de temblar. 

No puedo creer esto. 

No puedo creer que lo hizo.

Ella sigue de pie detrás de mí y no ha dicho una palabra tampoco.

Probablemente está dejándome asimilar todo. 

Nada de esto parece real. 

Mi corazón está latiendo tan rápido. 

Tan increíblemente rápido. 

Por Jennie y por lo que creo que ha hecho. 

Tal vez estoy equivocada. 

Realmente no sé qué pensar.

—Estás muy callada allí —dice Jennie, rompiendo finalmente el silencio que se cernía sobre nosotras desde que me quitó la venda.

Quiero darme la vuelta, lo hago, pero mi cuerpo parece no poder funcionar. 

Sé que debería decir algo, cualquier cosa, pero aún estoy en un estado de aturdimiento.

—¿Estás bien? —pregunta Jennie después de unos minutos más de silencio de mi parte.

¿Estoy bien? 

¿Estoy bien? 

Dios, bien ni siquiera se acerca a describir a como estoy ahora mismo.

—¿Jisoo? —la voz de Jennie se filtra a través de la neblina de emociones que estoy sintiendo.

Y es suficiente para que vuelva a la realidad. 

Me doy la vuelta y cuando mis ojos se encuentran con los suyos, con sus ojos que parecen llenos de preocupación, mis lágrimas no derramadas comienzan a caer. 

Caen en silencio. 

Caen de manera constante.

Por culpa de Jennie.

Pensé que me había dado cuenta de cuánto la extrañaba esta semana pasada, pero estaba equivocada.

Esos ojos.