Capítulo 43

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Tomo otro trago, pero cuando voy a pedir el siguiente, el bartender me interrumpe.

¡Cómo se atreve a asumir que he bebido demasiado!

¿Y qué si no puedo sentir mis piernas?

¿Y qué carajo entonces?

Todavía puedo sentir mi corazón hecho pedazos, y daría cualquier cosa por no sentirlo.

Cualquier cosa.

Escucho la voz de Jennie diciéndome que esta harta de mi una y otra vez. La frialdad de su tono y el dolor que causó me hace desear poder borrar ese recuerdo. Ahí es donde entra en juego el alcohol; eso es lo que quiero que haga, pero no está funcionando.

Busqué una chica para que Jennie fuera lo más lejano de lo que pensara, pero fue un ejercicio inútil. Nadie que haya visto se ha acercado a igualar su belleza, y sólo puedo asumir que su personalidad tampoco estaría a la altura.

No es que realmente esté buscando una conversación profunda ni nada por el estilo.

Solo quiero a alguien que pueda aliviar la sensación indescriptible de escozor que la pelea con Jennie causó en todo mi cuerpo.

Pero en realidad sólo hay una persona que puede hacerlo, y ella está en un taxi mientras hablamos, de camino a su casa.

De camino a casa con su novio.

La vida es tan malditamente injusta.

¡Ugh!

Realmente necesito encontrar a Rosé porque, aunque no quiero abandonarla, no tengo fuerzas para estar en este lugar ruidoso, rodeada de personas que buscan pasar un buen rato. Preferiría irme a casa, ponerme mi pijama más cómodo e intentar olvidar lo que pasó esta noche.

Sí, como si eso fuera posible.

Tengo que salir de aquí antes de que me ponga a llorar.

—¡Hey!, —grita Rosé mientras me agarra por los hombros desde atrás.— Te he estado buscando por todos lados.

—Lo siento,  —murmuro.— ¿Cómo van las cosas con tu chica?

—Tan bien, —exclama Rosé con una gran sonrisa. —Tiene unos movimientos que me encantaría ver que haga desnuda.

Me río junto con Rosé aunque mi corazón no está en ello.

No puedo dejar que sepa lo que pasó con Jennie porque acabará yéndose, y no es justo que siempre esté cuidando de mí. Se merece tener una noche divertida, y eso es lo que le voy a dar.

—¿Dónde está Jennie? — pregunta Rosé después de pedir otra bebida. Pienso en pedirle que me compre una, pero desecho la idea; estoy realmente en un punto donde no debería tomar más.—No la veo por ningún lado.

—No se sentía bien,— miento.

Sin mencionar que me arrancó el corazón y lo pisoteó.

Voy a omitir esa parte.

Rosé me mira muy sospechosamente, probablemente porque me niego a mirarla a los ojos, algo que siempre hago cuando no soy honesta. —No te creo.

—Realmente aprecio tu preocupación, sabes que lo hago, pero no quiero hablar de lo que pasó ahora mismo,— respondo cuando finalmente hago contacto visual con mi amiga. —Parece que la estás pasando increíble y yo sólo seré una aguafiestas. Vuelve con tu chica y yo me voy a ir a casa.

Hoy conocí a mi futura esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora