Capítulo 6

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Aquello le había tomado por sorpresa... No podía creer que estuviera hablando con un príncipe.

Jamás había tratado con alguien de la realeza... A excepción de aquella chica con poderes de fuego, aunque no era como si hubieran interactuado mucho realmente.

Aún así, tenía ciertas ideas sobre ese tipo de "personas"... Con ego alto, refinadas, presumidos, callados y serios... Pero... aquel príncipe rompía con esos absurdos estereotipos...

Aunque no era como si le importara al científico. Sólo estaba ahí, en la sala de espera, con una sola intención; distraer al búho para que el imp trabajara para él.

. . . . .

Pasaron un par de días. Las tardes en la sala de espera eran algo aburridas; en un principio sólo guardaban silencio, esperando a que el imp llegara a su oficina; cosa que "jamás sucedió".

Stolas comenzó a romper el hielo sacando algún tema de conversación, pues eso hacía que las horas se le fueran más rápido. Starline continuaba la conversación; no solía ser de su agrado el conversar con desconocidos, pero... si no lo distraía, o si fallaba, el imp no trabajaría para él.

Blitzø le decía que no encontraban el paradero del chico veloz... y cuando por fin lo encontraron, se dieron cuenta de que aquella sería una misión algo difícil debido a sus habilidades. Tiempo; eso era lo que Blitzø le pedía a Starline para poder cumplir con esa misión.

Era algo conveniente para Blitzø el tardar un poco en atrapar al chico...

Blitzø esperaba que Stolas se rindiera y dejara de buscarlo, porque así Starline volvería a quedarse sin la oportunidad de que I.M.P. trabajara gratis para él...

Mientras que Starline esperaba que Blitzø atrapara al chico pronto, pues habría la probabilidad de que Stolas aún no se hubiera rendido, y el imp habría trabajado gratis para él.

. . . . .

Las charlas entre ambos se habían vuelto más relajadas, más fluidas.

Por ahora el príncipe se encontraba hablando por teléfono, sonriendo alegremente. Poco después se despidió de la persona... del demonio al otro lado.

—Nos vemos, cariño; cuídate, te amooo

El científico lo miró mientras colgaba la llamada y guardaba su celular. No tenía idea de cuál era la relación entre el príncipe y el imp; suponía que Blitzø le gustaba a Stolas, pero si era así, entonces... ¿quién era esa demonio?

El príncipe miró al científico, sonriendo suavemente.

—¿Qué sucede? —Su voz era suave, manteniendo su sonrisa.

—Nada —Miró hacia otro lado. Aunque, después de unos segundos volvió a hablar con total tranquilidad.— ¿Ella es amiga tuya?

—¡Oh, no; es mi hija!

El científico mantuvo una expresión seria aunque aquello le sorprendió; pues en su opinión, el príncipe no se veía tan mayor como para tener una hija.(?)

Stolas continuaba mirando a Starline aún sonriendo alegremente. Aunque pronto esa sonrisa fue disminuyendo. Miró hacia enfrente; comenzaba a sentirse desanimado. Empezó a hablar con un tono algo desanimado.

—¿Puedo contarte algo?

—Claro, adelante

—Estos días he estado muy insistente buscando a Blitzø para contarle algo, pero está muy ocupado... —Soltó un suspiro.— Por fin el trámite del divorcio terminó... Sólo espero verlo pronto para darle la buena noticia...

El ornitorrinco se encontraba algo confundido. Parecía sorprenderle que aquel búho le estuviera contando tan abiertamente una infidelidad... Aunque no era como si le tomara mucha importancia.

—¿Cuántos años tiene tu hija?

El pecador hizo aquella pregunta en un intento de quitar ese ambiente ligeramente tenso, después de todo el búho se veía alegre después de hablar con ella. Stolas sonrió muy suavemente.

—Diecisiete... Cumplirá dieciocho en cinco meses... —Guardó silencio otra vez por un momento. Después miró al contrario mientras volvía a hablar.— ¿Tú... tenías hijos allá?

Starline suponía que con "allá" se refería al mundo de los vivos... Una suave risita se le escapó. Lo más cerca que estuvo de tener hijos fueron aquellas creaciones que eventualmente marcaron su "final".

—No. Estaba muy ocupado como para siquiera pensar en algo más

El búho dirigió la mirada hacia la mano del contrario, o más bien, hacia su vendaje.

—¿Eso tiene algo qué ver con lo que estabas ocupado? —Preguntó inocentemente, con genuina curiosidad.

El ornitorrinco lo miró, después dirigió su mirada hacia donde el búho miraba. Notó que su vendaje estaba ligeramente desacomodado. Comenzó a intentar acomodarlo con la otra mano, pero no podía hacerlo bien con una sola mano.

En el rostro del científico se había dibujado una expresión... desanimada. El príncipe lo notó... No pudo evitar sentirse mal, pues creía que era su culpa por haber hecho esa pregunta. Tal vez aquel vendaje cubría una herida que tenía que ver con la razón por la que estaba ahí.

Con una voz suave y amable, el príncipe volvió a hablar.

—Déjame intentar

La voz de Stolas lo interrumpió. Starline lo miró, dudando por un momento. Segundos después extendió la mano hacia él, mirándolo con curiosidad. El príncipe comenzó a desenvolver su vendaje; el científico hizo ligeramente la mano hacia atrás; no quería ver sus cicatrices y no quería que el contrario las viera.

—No te lo quitaré. Sólo hace falta apretarlo un poco

Las miradas de ambos se cruzaron. Stolas podía leer la desconfianza en el rostro del contrario. Estaba por alejar sus manos de la contraria, pero Starline desvió un poco la mirada mientras volvía a acercar la mano hacia el príncipe.

El príncipe desenredó sólo una vuelta más. Después comenzó a envolver nuevamente la venda en la mano del científico. Apretaba muy suavemente, dando las vueltas con calma y paciencia. Al final hizo un pequeño dobladillo en la punta de la venda, dejándola dentro de una de las orillas para que así no se fuera a zafar.

—Listo. Así ya no debería de caerse

El científico miró su mano, girándola despacio de un lado y luego del otro. El príncipe sonrió un poco, mirándolo.

Después de un breve momento, el búho miró su reloj. Soltó un suspiro. Su rostro volvió a mostrar un gesto desanimado.

—Otro día que no viene... Bueno, me retiro —Se puso de pie. Hizo una pequeña reverencia.— Ten buena noche

Sin más, dio media vuelta. Estaba por caminar hacia la puerta, pero se detuvo al escuchar la suave voz del pecador.

—Gracias...

Stolas lo miró por encima del hombro, regalándole una amable sonrisa. Después de eso, salió del lugar, dejando solo al joven científico.

Starline miró la puerta por unos segundos. Aún no lograba comprender por qué el diablillo no quería ni ver a ese príncipe; no comprendía qué era lo que veía tan desagradable en él.

Hellish ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora