Capítulo 7

123 1 0
                                        

Los ánimos del príncipe comenzaban a decaer. Comenzaba a creer que Blitzø lo estaba evitando... pero no quería dejar de intentarlo... no quería; después de todo... aún lo seguía amando.

Cada vez que iba a buscar a Blitzø, ahí estaba aquel pecador, esperándolo. El príncipe no tenía más opción que esperar junto a él. Y aquel pecador no tenía más opción que distraerlo.

Cierto pensamiento pasaba por las mentes de ambos: "Esto es una pérdida de tiempo".

Aunque platicar con aquel joven era agradable, no era con quien el príncipe quería compartir su tiempo.

El científico consideraba interesante al príncipe, pero le molestaba que el imp aún no atrapara a aquel chico.

Starline comenzó a notar el desánimo del príncipe, pues conforme los días pasaban, se volvió más callado. Durante un par de días sólo lo saludaba al llegar, y se despedía antes de irse. Se había acostumbrado a hablar con el príncipe, y ahora que lo veía tan desanimado y callado se sentía tan... extraño.

Starline sabía cómo se sentía estar desesperado por la atención de alguien, y que para ese alguien no fueras más que una pérdida de tiempo... y que ese alguien sólo quisiera deshacerse de ti. El simple hecho de recordar aquello, le desanimaba demasiado.

. . . . .

Aquel día fue diferente a los demás. Aquel par de imps le entregaron un libro al joven. Un libro de portada azul con detalles dorados.

—Blitzø debe devolverle el libro al príncipe Stolas una vez al mes. Hoy es ese día —Le explicó Millie.

El joven observó atentamente aquel libro. La portada era llamativa. Lograba transmitirle cierto aire de misterio.

Starline sujetó la tapa del libro con una mano; quería abrirlo y leer su contenido. Pero antes de poder hacerlo, Millie puso su mano sobre la cubierta. El científico la miró con desconcierto. Millie sonreía tímidamente.

—Además de su alteza, y nosotros, nadie debe de... leerlo

—...Comprendo

El joven volvió a mirar la portada; no dejaba de analizarlo con la mirada.

Millie y Moxxie tomaron un par de cosas del lugar, y poco después salieron del lugar.

Starline se dirigió hacia el sillón. Después de sentarse, dejó el libro sobre sus piernas. Poco le importaba la advertencia de Millie; sin pensarlo mucho, volvió a sujetar la tapa del libro. Mientras comenzaba a abrirlo, aquel destello morado comenzaba a esparcirse como polvo.

La puerta de la entrada fue abierta. El joven cerró el libro inmediatamente.

El príncipe entró tranquilamente, acercándose al sillón con una tímida sonrisa dibujada sobre sus labios. Sonrisa que se borró en cuanto vio que el joven tenía aquel libro.

Stolas aún tenía una mínima esperanza de poder hablar con Blitzø en alguna noche de luna llena, pero ver aquel libro en manos del joven, le arrebató de golpe hasta la más mínima esperanza de su corazón.

La mirada del príncipe reflejaba lo herido que se sentía. Starline guardó silencio por un breve momento. Después de un par de segundos que a ambos les parecieron eternos, la suave voz del científico devolvió al príncipe a la realidad.

—Millie me pidió que le entregara esto

Habló mientras se ponía de pie. Se acercó hacia el príncipe y le extendió el libro. Stolas sonrió débilmente mientras tomaba el libro.

—Gracias

La voz del príncipe sonaba... diferente. El joven lo observo por un breve momento; después desvió la mirada. Starline no era tonto... sabía que Stolas intentaba controlar sus emociones... sabía que eso no era para nada fácil.

Un suspiro escapó de los labios del príncipe. Sin decir nada más, dio media vuelta para comenzar a caminar hacia la salida. Starline lo observó en completo silencio. Pero antes de que Stolas abriera la puerta, habló.

—¿Hoy no va a... esperarlo?

El príncipe dio media vuelta nuevamente, mirando al joven... desconcertado.

—...Supongo

El científico no sabía qué esperaba que sucediera al hacer aquella pregunta. El príncipe no sabía por qué decidió quedarse. Lo único que ambos sabían, era que estando juntos, el tiempo era menos abrumador.

Con calma, el científico volvió a sentarse. En silencio, obligándose a sonreír suavemente, el príncipe fue a sentarse.

Stolas dejó el libro sobre sus piernas. Su sonrisa volvió a apagarse, al igual que parecía hacerlo la felicidad de su corazón.

El joven lo observó por unos segundos. Desvió la mirada poco después.

Miles de pensamientos y dudas comenzaban a llenar la cabeza del príncipe poco a poco... pensamientos que se fueron desvaneciendo gracias a la voz del joven.

—También me gusta leer

El príncipe dirigió su mirada hacia el joven. Parpadeó un par de veces, ligeramente confundido. Pronto comprendió que el joven creía que aquel era un libro sobre alguna historia.

—Oh... Sí, me gusta leer... Pero este es un libro... diferente

Starline miró a Stolas. El científico se sintió un poco más tranquilo al notar que el príncipe sonreía muy suavemente.

—¿Diferente?

—Sí... Mira...

Stolas dejó el libro sobre el sillón, frente al pequeño cojín. Lo abrió en un página al azar; habían diferentes dibujos, símbolos y palabras que el joven no comprendía.

—Es un libro muy importante...

El príncipe miró al joven. Starline miraba aquel libro con curiosidad y emoción. La sonrisa de Stolas creció un poco. Esta vez, decidió abrir el libro en una página en específico.

Los ojos de Starline brillaron con emoción al ver aquellos dibujos e información sobre estrellas y planetas.

—¿Le gustan mucho las estrellas, su alteza? —Preguntó, sonriendo alegremente.

El príncipe aún miraba al joven con esa suave sonrisa dibujada en sus labios.

—Sí... demasiado... —Después de un breve momento, dirigió su mirada hacia el libro.— Y, por favor, sólo llámame Stolas...

Ante aquella amable petición, el científico le sonrió amablemente.

—De acuerdo... —Habló, sin dejar de mirar aquel libro.— ...Su alte... Stolas, ¿podrías hablarme más sobre las estrellas, y tu gusto por ellas?...

Stolas miro a Starline por un breve momento; los ojos del príncipe brillaron con emoción.

—Por supuesto, es algo que me encantaría

Sonriendo con emoción, el príncipe volvió a mirar el libro. Sin perder tiempo, comenzó a contarle al joven lo mucho que le gustaban las estrellas, lo mucho que le gustaba su brillo en la oscuridad de la noche...

Después de varios minutos, Starline dejó de mirar el libro, ahora sólo miraba a Stolas. El científico sonreía suavemente; escuchar al príncipe hablar sobre algo que le gustaba, le hacía sentir... feliz.

Hellish ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora