12.

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Él cuidaría de Fourth.

Eso fue lo primero que pasó por su mente mientras llevaba al menor de regreso a su departamento después de una larga semana que pasó en el hospital recuperándose.

Durante toda esa semana, que se hizo eterna para Gemini, solo se separaba del lado de Fourth para ir apresuradamente a buscar comida en la cafetería para ambos y para ir a la academia de baile de su madre por algunas horas para tocar las canciones en los ensayos, esas eran las peores horas para el chico pelinegro porque no le gustaba estar lejos de Fourth por mucho tiempo.

Fourth no había hablado más de lo necesario con él, solo intercambiaban unas pocas palabras y el menor volvía a dormir, el doctor le había explicado que eso era totalmente normal porque Fourth llegó sumamente débil y en un estado casi crítico al hospital así que lo mejor para el chico rubio era descansar lo más posible. 

Incluso en esos momentos mientras Gemini manejaba el menor tenía su rostro apoyado en la ventana del auto con los ojos cerrados y una expresión suave, el chico pelinegro no sabía si estaba durmiendo, pero de todas maneras decidió no molestarlo, tendrían tiempo para hablar cuando llegaran. 

Diez minutos después Gemini ya estaba aparcando el auto frente al edificio de Fourth, se quitó su cinturón de seguridad y con cariño empezó a acariciar la mejilla del menor para despertarlo, el otro chico se removió un poco en su asiento y bostezó largamente antes de por fin abrir sus ojos y dirigirle una mirada cansada a Gemini. 

—Ya llegamos Fot, espérame aquí mientras yo saco las maletas ¿De acuerdo? — Preguntó con voz suave y el menor se limitó a asentir en medio de otro bostezo que hizo que Gemini riera por lo bajo. 

Con las maletas ya sobre su hombro el chico pelinegro fue hasta donde estaba Fourth y le abrió la puerta ayudándolo a bajar con cuidado. 

—Esa maleta no es mía. — Dijo el menor señalando la segunda maleta que cargaba Gemini sobre su hombro. 

—Lo sé, es mía. — Respondió y ante la mirada extrañada del menor agregó. — Me estaré quedando contigo por un tiempo para asegurarme de que sigas tu tratamiento al pie de la letra. 

—No soy un niño pequeño, sé cuidarme solo. — Se quejó Fourth con el ceño fruncido mientras ambos entraban a su departamento.

Gemini dejó las maletas en el suelo junto a la puerta de la entrada y rodeó la cintura del menor con sus manos quedando frente a él mientras lo miraba con intensidad. — Sé que no eres un niño pequeño Fourth pero necesito asegurarme de que sigas los tratamientos que te mandó el doctor y claramente no lo habías estado haciendo de manera adecuada porque te pusiste muy grave y no quiero volver a verte así. 

El menor escuchó todo lo que tenía para decir y simplemente se encogió de hombros como si no le importara haciendo que Gemini gruñera frustrado y lo sujetara con un poco de fuerza por los hombros.

—De acuerdo Fourth, quiero que me digas exactamente qué demonios es lo que sucede contigo. 

Fourth se sacudió de su agarre y bufó fastidiado. — Nada, solo que no quiero que me trates como si no supiera cuidar de mí mismo, lo he estado haciendo todos estos años sin ayuda de nadie y no voy a empezar a depender de alguien justo ahora.

—No te estoy pidiendo que dependas de mí, solo quiero asegurarme de que estés bien, no entiendo porque es tan difícil para ti entenderlo. — Dijo Gemini ya un poco frustrado.

—¡Porque nadie quiere cargar con una molestia como yo Gemini! Tú solo lo haces porque.... ¡Porque me tienes lástima! — Gritó Fourth con algunas lágrimas corriendo traviesamente por su rostro que el chico pelinegro se dedicó a limpiar con rapidez antes de tomar su rostro entre sus dos manos con delicadeza viéndolo a los ojos fijamente.

—Yo no me quiero quedar a tu lado porque te tengo lástima ¿De acuerdo? Me quiero quedar a tu lado porque te amo y no quiero que te vuelva a pasar algo así. 

—Es que no lo entiendes... Cosas a si me van a pasar siempre, esos tratamientos solo retrasan un poco las cosas, pero igual mi corazón podría simplemente dejar de latir mientras duermo y ya no habría nada que hacer. — Explicó Fourth con tono derrotado y los hombros caídos.

—Claro que no, el doctor dijo que si seguías al pie de la letra tus tratamientos y mantenías una alimentación adecuada no tienes por qué recaer de nuevo.

—Lo sé, pero no estoy seguro de si quiero hacerlo. — Dijo el menor inseguro y Gemini sacudió su cabeza en confusión.

—No entiendo Fourth ¿Prefieres que te pase algo así de malo de nuevo? 

—No, pero tampoco quiero vivir atado a tratamientos y a que pinchen mi piel constantemente con agujas ¿Sabes? A veces pienso que lo mejor sería solo rendirme con todo y ya.

Gemini se estremeció ante el pensamiento de que Fourth simplemente se rindiera y dejara que su enfermedad consumiera su vida. —Sé que no debe ser una situación ideal y tal vez sonaré un poco egoísta pero ahora que estás conmigo y que sé que estoy enamorado de ti no dejaré que hagas algo así, yo quiero que estés a mi lado por todo el tiempo que sea posible e incluso más, cada vez que quieras rendirte yo estaré a tu lado para impedírtelo ¿De acuerdo?

Fourth asintió ligeramente inseguro, pero igualmente enternecido por las palabras de Gemini y por todo el amor y sinceridad que veía reflejados en sus ojos, le dio un pequeño beso en los labios al chico pelinegro prometiéndole a él y a sí mismo que nunca se rendiría y haría todo lo posible por quedarse junto a Gemini todo el tiempo que pudiera.

el bailarín y el pianista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora