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La mañana del día siguiente se la pasó entre bostezos cansados, el sonido estridente del despertador de fondo y pasos apresurados de ambos chicos porque se habían despertado tarde, Fourth se vistió rápidamente poniéndose de una vez sus mallas y zapatillas para bailar, Gemini le prestó uno de sus suéteres blancos y él se lo colocó arremangándoselo hasta los codos porque le quedaba muy largo.

El pelinegro vio la hora en su celular y se alarmó aún más cuando vio que faltaban 15 minutos para que empezaran las clases, echó café en dos termos y le entregó uno al menor antes de que ambos salieran del departamento casi corriendo y bajaran en el ascensor hasta el estacionamiento donde estaba el auto de Gemini.

El chico pelinegro mientras encendía el auto le mandó un mensaje a su madre pidiéndole disculpas por no poderla ir a buscar y diciéndole que llegaría un poco tarde al estudio de baile, se relajó cuando ella le respondió que no había problema y empezó a manejar hacia el estudio.

—No entiendo como no pudimos haber escuchado el despertador. — Dijo Gemini bufando con fastidio cuando se encontró un poco de tráfico en el camino. 

— Yo tampoco, suelo tener el sueño bastante pesado, pero estaba durmiendo demasiado bien. — Admitió Fourth un poco avergonzado dirigiendo su mirada a la ventana. 

El pelinegro asintió con una enorme sonrisa y no dijo más nada en todo el camino hasta que ambos llegaron al estudio de baile, Gemini terminó de beberse de un trago lo último que le quedaba de su café y se bajó del auto siendo seguido de cerca por Fourth que estaba muy preocupado por llegar tarde el primer día del ensayo de la coreografía del baile que iban a presentar en pocos meses. 

Ambos chicos respiraron aliviados cuando entraron a la academia y se dieron cuenta de que todavía faltaban muchos alumnos por llegar, el mayor fue hasta donde estaba su madre y la saludó con un pequeño beso en su mejilla antes de ir a sentarse frente al piano ordenando las partituras que usaría ese día. 

Pasaron 10 minutos más antes de que todos los chicos que faltaban llegaran al salón, Jane ordenó a que todos se reunieran en un círculo alrededor de ella y empezó a hablar. 

—De acuerdo, como sabrán tenemos solo 3 meses para montar toda la coreografía completa y asegurarnos de que salga perfecta, dejaré pasar algunas equivocaciones las primeras dos o tres semanas, pero si siguen equivocándose no dudaré ni un segundo en quitarles el papel, no me importa si son los protagonistas o los personajes secundarios, nadie es indispensable en el mundo del baile, así que recuerden eso al momento de que empiecen a ensayar, estaré al pendiente de cualquier error y les aseguro de que no lo dejaré pasar más de dos veces, ahora vayan a las barras y empiecen a estirarse.—

 Ordenó con un movimiento de manos hacia las barras y todos los chicos le hicieron caso de inmediato con el temor pintado en sus rostros.

—¿No crees que fuiste un poco dura con ellos? —Preguntó Gemini con una sonrisa burlona cuando su madre caminó hasta él y apoyó su cadera contra el piano.

—Tal vez, pero es mejor que estén asustados, así no cometerán estúpidas equivocaciones. —Respondió encogiéndose de hombros sin dejar de observar a sus alumnos. —Pero no creas que te vas a salir con la tuya, todavía me tienes que explicar porque Fourth y tú llegaron juntos y tarde hoy. 

El pelinegro se removió incómodo en su asiento y jugueteó con las teclas del piano sin presionarlas tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar todo. — Nosotros, um, ya estamos bien supongo, ayer íbamos a comer un helado para hablar de la pequeña discusión que tuvimos, pero empezó a llover así que fuimos a mi departamento y como no dejó de llover en toda la tarde se quedó a dormir conmigo, pero no pasó nada fuera de lo común, lo prometo. 

el bailarín y el pianista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora