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—¡No puedo creer que tengamos que pasar tiempo juntos! —exclamó Jimin con frustración, cubriéndose el rostro con ambas manos mientras descendían las escaleras del imponente edificio.

—¿De qué hablas? ¡Es fantástico! —replicó Taehyung con una sonrisa que no se borraba desde que habían salido. Jungkook empezaba a preguntarse si su sonrisa se había quedado congelada. —¿No es así, Jungkookie?

—No me llames así —gruñó el menor del grupo, con una evidente molestia en su voz.

—No puedo creer que tengamos que soportar a este enano criticón —bufó Jimin, frunciendo el ceño.

—¿Enano criticón? —Jungkook se detuvo en seco, girándose para enfrentar a Jimin.

Las miradas de ambos adolescentes se cruzaron en un tenso enfrentamiento. Sus ojos eran dagas afiladas, listas para lanzarse una sobre el otro, mientras Taehyung, atrapado entre ellos, intentaba mantener la calma con una sonrisa nerviosa.

—Vamos, chicos, no peleen —dijo Taehyung, posando una mano en los hombros de sus compañeros. —Ahora somos un equipo.

—¿Equipo? ¿Eres idiota? —Jimin se sacudió de inmediato de su agarre, retrocediendo un paso con desdén. —No pienso pasar un segundo más con este enano creído.

Jungkook dejó escapar un jadeo teatral, llevándose una mano al pecho como si realmente hubiese sido herido.

—No entiendo cómo puedes decir semejante cosa —replicó con voz dolida, aunque claramente fingida. —¡Cuando eres tú el que apenas se despega cincuenta centímetros del suelo!

Las palabras de Jungkook encendieron la chispa y pronto ambos adolescentes estaban enzarzados en una pelea. Taehyung se apresuró a interponerse, tratando de separarlos mientras Jimin lanzaba manotazos y Jungkook chillaba furioso.

—¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Qué se me olvida el inglés! —gritaba Jungkook, enredándose aún más en la pelea.

—¡Te voy a dar el inglés por el...!

—¡Señores!

La voz grave resonó con autoridad, deteniendo el alboroto al instante. Al pie de las escaleras apareció un hombre, y esta vez no era un holograma, sino alguien de carne y hueso. Sus ojos eran penetrantes y su piel de un tono moreno que resultaba inusualmente cautivador. Jungkook no pudo evitar notar su atractivo, aunque rápidamente sacudió ese pensamiento.

—¿Qué creen que están haciendo? —preguntó el hombre, cruzando los brazos y mirándolos con severidad. —¿No saben que no pueden andar gritando por aquí?

Los tres chicos se separaron de inmediato, inclinando la cabeza con respeto, ahora completamente intimidados.

—Lo sentimos mucho —murmuró Taehyung, tomando la palabra por el grupo.

El hombre los observó en silencio por un momento, sus ojos detenidos especialmente en Jungkook. El menor tragó saliva, temiendo lo peor.

¿Y si llamaban a sus padres? ¿Y si lo expulsaban? ¿Y si mentian diciendo que los había encontrado vendiendo marihuans?

Su mente volaba, imaginando cada posible consecuencia catastrófica.

—¿Cuáles son sus nombres y a qué equipo pertenecen? —preguntó finalmente el hombre, con un tono tan firme como su postura.

—Somos del equipo siete —contestó Taehyung con rapidez. —Yo soy Park Taehyung, él es mi hermano Park Jimin —añadió, señalando a Jimin con un movimiento de cabeza. —Y él es Jeon Jungkook.

¿Jeon?

El hombre frunció el ceño, su mirada fija en Jungkook. Algo en el chico le resultaba vagamente familiar, pero también podia ser solo su imaginación.

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