CAPÍTULO OCHO.

47 8 0
                                    

-es mi hijo.-mencionaba una y otra vez el peligris mientras caminaba de un lado a otro.-¿Desde cuándo lo saben ustedes dos?-

Tokiya y Ottoya se miraron, no sabían si responder. Cuando los omegas fueron descubiertos Ai salió corriendo al baño.

-creo que lo mejor sería que hablen ustedes.-

-y tu.-señalo al pelirrojo.-¿Para eso estás aquí? ¿Para guardarle todos sus secretos? ¡Por eso me dijiste que era mejor vivir aquí!-

Tokiya se puso frente al pelirrojo en forma de protección ante el peligris. -Ranmaru cálmate. Ottoya no tiene la culpa de nada.-el golpe de la puerta cerrándose resonó por la casa, así que el de ojos monocromáticos se dirigió a las escaleras.-Ranmaru, si vas a hablar con él mide tus palabras.-

Mientras subía las escaleras, su mente trataba de formular las palabras y cosas que diría, claro que estaba herido, le habían visto la cara.

Y para variar alguien les había tomado una foto bajando del avión, en cuestión de minutos ya había varios post hablando del misterioso omega del señor Kurosaki.

Antes de entrar suspiro.

La habitación estaba completamente a oscuras, podía oírse las gotas de lluvia golpeando el ventanal. Sobre la cama podía verse el cuerpo del omega cubierto con una frazada.

Pudo ver cómo se removió sutilmente, quería acercarse y abrazarlo, rendirse por completo entre sus brazos y olvidar lo sucedido, pero tristemente su orgullo no se lo permitió. Simplemente se acercó a la ventana y abrió la cortina para ver la lluvia.

-la verdad es que no te entiendo, sabías de antemano que tenías mi apoyo. Todo lo que querías te lo daba incluso si no abrías la boca. Pero decidiste mentirme. Ocultarme todo.-

-¿Y que piensas hacer? Puedes dejarme si así lo deseas.-

-por supuesto que no.-sonrió rendido, aunque quisiera no podía alejarse, y está vez no era por sus sentimientos.-asumiré la responsabilidad. La empresa y la constructora están en un momento decisivo, todos tienen sus ojos puestos en nosotros. Y aunque me hayas mentido, el hijo que cargas en el vientre es mío, así que...-

-¿Así que qué?-preguntó bruscamente el omega sentándose y haciendo de lado la frazada.

-nos vamos a casar.-sentenció.-la ceremonia se realizará el mes que viene. Y no aceptaré un "no" cómo respuesta. Pero tampoco te hagas muchas ilusiones, lo hago por el cachorro, no para estar contigo.-

Aún entre la oscuridad, el alfa pudo ver las finas y pequeñas lágrimas del omega.

¿Cómo habían llegado a esa situación? ¿Por qué las cosas habían cambiado tanto? Fue así como Ai finalmente se dió cuenta, de haber hablado con la verdad, nadie habría salido herido.

Se levantó de la cama y trato de acercarse al alfa, pero este simplemente se alejo dándole la espalda.

-Ranmaru por favor, necesitamos hablar.-

-entiendeme. Por ahora no quiero hablar contigo.-salio de esa habitación y se dirigió a la suya.

Tomo una de sus maletas y rápidamente saco la ropa de bebé que había comprado antes de volver, una sonrisa se formó en su rostro, pero al mismo tiempo las lágrimas cayeron por sus mejillas.

♪♪♪

Al día siguiente como de costumbre, Ranmaru preparo el desayuno del omega, subio a la habitación y lo dejo sobre el buró, saliendo de ahí sin dirigirle la palabra al menor.

Sabía que estaba mal, pero estaba herido, se sentía estúpido al saber que había sido engañado por una persona que apreciaba.

Ottoya se acercó a la sala, se sentó en uno de los sillones y miro al alfa con curiosidad.-¿Hablaste con él?-

-nos vamos a casar en un mes.-

-¿Qué?-

-no me gustaría que mi hijo naciera fuera del matrimonio. Además no puede negarse, me mintió.-sin apartar la mirada de su laptop hablo.

-si. Pero no porque quisiera, estaba buscando el momento correcto.-

-¿Y cuando? ¿Cuando el bebé naciera? ¿Después de unos años?-

-haber, trata de entenderlo. Se emborracho y pensó que había pasado la noche con Haru. Cuando supo que durmió contigo se asusto, no es como si lo hubiera planeado, a él también le duele todo esto.-

-¿Si? Pues ahora le va doler más, porque yo no pienso renunciar a mi hijo.-

♪♪♪

Ai miraba por la ventana del pasillo como el peligris sacaba un par de maletas de la casa, se abrazo a si mismo y limpio las lágrimas que se le escaparon.

-¿A dónde va?-pregunto al ver al peliazul y al pelirrojo.

-a un viaje de negocios, máximo tardará una semana y media.-

-¿Ai?-Ottoya se acercó y lo tomo de las manos.-me contó lo de la boda. Pero si quieres podemos escaparnos, no puede obligarte si no quieres.-

Nego tristemente.-seamos realistas, sabemos lo que es necesitar a nuestros padres. Quiero darle a mi bebé una vida mejor que la que yo tuve.-

-te entiendo, pero no funcionará de este modo. Se están dejando llevar por el orgullo.-

-tal vez, pero debo pensar en mi bebé ahora. Teniéndolo a mi lado se que puedo soportar todo.-

♪♪♪

La noticia era tendencia, el empresario y dueño de la mejor constructora iba a casarse con uno de sus ex empleados, a la casa no dejaban de llegar adornos florales con notas de felicitaciones.

Ottoya se encargaba de recibirlos, mientras tanto Ai últimamente no salía de la cama, y se aferraba a un abrigo que contenia las feromonas del alfa, su bebé cada día era más inquieto.

La puerta se abrió y logro escuchar los pasos, curioso salió de entre la prenda, solo para encontrarse al dueño del abrigo, sus mejillas enrojecieron.

Ranmaru solamente lo miro con desinterés.-vistete. Vamos a salir.-

>>>

Agridulce. «OMEGAVERSE» (UTAPRI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora