Cuando llegó a mi casa lo primero que hago es ir a ver a Leo, como le haya hecho algo va a lamentarlo su vida entera.
—Ha dicho que le ha enseñado a disparar, ese hombre está loco, los dos estáis igual de locos.
—Hablo el que beso una rana para ver si se convertía en principe.
—Fue hace dos años y estaba borracho.
—Pues eso.
Dejo a Leo durmiendo otra vez y salgo con Max a la terraza.
—Deberías dejarlo— dice al verme sacar el cigarro y encenderlo
Le doy un par de caladas y se lo extiendo dejando salir el humo.
—Yo no fumo.
—Ah es verdad, ni me lo recuerdes—aplasto el cigarro en el cenicero y lo tiró a la basura.
—No tienes frío estamos como a cinco grados
—Nah
—Me voy a hacer un café y después me voy a mi casa¿Quieres?—Pregunta yendo en dirrección a la cocina.
—Vale.
Entro dentro cerrando el cristal detrás de mi me voy directo encima del sofá al que me tiro.
—Toma— dice Max un rato después, haciendo que me sobresalte-¿Ahora que vas a hacer?
—Llevar a Leo con Gerardo y tal vez meterle un putazo de paso.
—Guay ¿Qué tal esa pierna?
—Bien— Miento, se me han caído varios puntos.
—Bien— repite no muy convencido.
—Bueno vete ya— Me levanto y comienzo a empujarlo hacía la salida.
—¿Qué?,pero¿Por qué?— me pregunta confundido.
—Quiero descansar un rato— Miento otra vez sacándolo al pasillo de afuera.
—Al menos déjame terminar mi café.
—Puedes quedarte con la taza, adiós— le cierro la puerta en la cara y me apoyo de espaldas en ella.
Vaya día de mierda.
Me separo de la puerta y vuelvo a echarle un vistazo al salón para ver qué Leo sigue dormido.
Subo escaleras arriba y entro a mi habitación despojandome de la ropa para darme una ducha.
Me seco el pelo delante del espejo y saco vendas limpias para cambiar las que ya están mojadas.
La herida arde no lo voy a negar, pero peor habría sido una bala así que no me quejo.
Salgo para secarme el pelo con secador, me visto, me aplicó un poco de maquillaje y un labial rojo, engancho mi arma detrás de la falda, cojo mi blazer, el bolso y salgo.
Al bajar las escaleras lo primero que entra en mi campo de visión es Leo buscando debajo del sofá y todas las almohadas que estaban encima de este ahora yacen en el suelo.
Que manía tienen con el desorden la gente que me rodea.
—¿Leo que estás haciendo?— Me acerco agachandome a su lado.
—Busco mi coche.
—¿Y no lo encuentras?
—Creo que se quedó en casa del señor demente de cojones— ¿Qué acaba de decir?¿Escuché bien?
—¿Cómo?
—Si así me llamo su amigo que estaba con él.
—Leo, no vuelvas a decir eso— sentencio.
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Venganza inestable(+18)
Teen FictionDos personas que se odian a muerte,ella obligada a casarse con el tío de el y el se queda parte de las acciones de su empresa, desean matarse, pero¿este deseo seguirá solo por querer matarse o desearan algo más? Quédate y averigua que más pasará ent...