-He creado un grupo de WhatsApp para nosotros tres. Se llama "Operación Conquista".
-¿No podías ser más obvio?
-Bueno, al menos no lo llamé "Vamos por Martin"
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"El comité estratégico del amor"
Lewis, Max y Charles se encontraron en una de las salas menos transitadas de la casa de Carlos, lejos del ruido de la fiesta. Se miraron entre sí, con la misma seriedad con la que discutirían una estrategia de carrera, pero esta vez el premio no era un trofeo; era algo mucho más complicado: el corazón de Martin Sainz.
—Esto es más complicado que Silverstone bajo la lluvia —comentó Max, cruzándose de brazos.
—No exageres, Max —replicó Lewis, con una sonrisa—. Solo tenemos que ser inteligentes. Y lo primero es que Carlos no sospeche nada.
Charles asintió, ya un poco nervioso por la idea de que su colega y amigo Carlos pudiera descubrir lo que estaban planeando. —Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Nos dividimos las tareas?
Lewis sacó su móvil y lo mostró a los demás. —He creado un grupo de WhatsApp para nosotros tres. Se llama "Operación Conquista".
—¿No podías ser más obvio? —se burló Max, aunque con una risa contenida.
—Bueno, al menos no lo llamé "Vamos por Martin" —respondió Lewis, mientras los otros dos soltaron una carcajada.
—Vale, vale, "Operación Conquista" suena bien —admitió Charles, todavía riendo.
Los tres se inclinaron hacia la pantalla mientras Lewis escribía el primer mensaje.
Lewis: —Primero, necesitamos saber más sobre él. ¿Qué le gusta? ¿Qué odia? ¿Es alérgico a algo? No queremos que termine en el hospital por una mala estrategia.
Charles: —Podríamos invitarlo a hacer cosas diferentes para ver qué le gusta más. ¡Podría ser una cena elegante! Soy bueno con las reservas en restaurantes.
Max: —O algo más emocionante, como... no sé, ¡karting! Es más mi estilo.
Lewis: —Claro, y podríamos hacer algo más casual también, como una caminata por la naturaleza o... ¿una tarde de Netflix?
Charles levantó una ceja y lo miró con incredulidad. —¿Netflix? ¿En serio?
—Oye, nunca subestimes el poder de una buena película y un sofá cómodo —replicó Lewis, defendiendo su idea con una sonrisa encantadora.
Charles: —Podemos rotar. Un día haces tú lo tuyo, otro día lo hago yo, y luego Max. Así, no sospechará que estamos coordinados.
Max: —Perfecto, pero nada de movimientos bruscos. Si empezamos a competir demasiado, Martin podría sentir la presión y alejarse.
Lewis: —Exacto. Y mientras tanto, tenemos que hacer que todo parezca lo más natural posible. Así que nada de estar demasiado encima de él.
Charles: —Bueno, eso suena como algo que podríamos manejar... creo.
Max: —Pero no nos olvidemos de divertirnos. No todo tiene que ser tan estratégico. A veces, el humor es la mejor arma.
Lewis: —Me apunto. Además, ya veremos quién es el más gracioso de los tres.
Los tres intercambiaron una mirada de complicidad, cada uno convencido de que tenía lo necesario para ganar el corazón de Martin. El comité estratégico del amor estaba oficialmente en marcha.
—Bueno, señores, manos a la obra. Y recuerden, nada de dejarse llevar por los celos —advirtió Lewis, cerrando la reunión.
—¿Celos? ¿Nosotros? —respondió Charles, en tono irónico.
—Nunca —añadió Max, fingiendo inocencia.
—Ya lo veremos —dijo Lewis con una risa, mientras salían de la sala, dispuestos a poner en práctica sus estrategias.
La operación estaba en marcha, y aunque ninguno lo admitiría, todos sabían que estaban al borde de la carrera más complicada de sus vidas. Pero también sabían que, pase lo que pase, lo harían con estilo y, por supuesto, con mucho humor.
