Fiera Roja. (Tú x Eustass Kid)

Instinto agudo. - Cap. 7.

Cybun, con su pequeño cuerpo mitad peludo y mitad metálico, se movía con agilidad por el suelo, prácticamente invisible para la multitud de personas que lo rodeaba. El atardecer bañaba el cielo de tonos cálidos, y mientras el equipo de Kid volvía al barco, el pequeño radar del conejo robótico había captado una señal preocupante. Su amiga, _____, tenía un patrón cardíaco alterado, y para Cybun, eso era suficiente para activar su protocolo de emergencia.

Killer, Wire y Heat observaban desde la cubierta del Victoria Punk cómo Cybun desaparecía a toda velocidad en dirección a la ciudad.

— ¿A dónde irá? —preguntó Wire, mirando con curiosidad el rastro de polvo que dejó el conejo al saltar del barco.

— ¿Crees que estén en problemas? —preguntó Heat, con cierta preocupación.

—Kid puede con todo —respondió Killer, aunque en su tono se notaba una pizca de duda. Sabía que Cybun no actuaba sin razón, y algo dentro de él le decía que debía estar alerta.

Mientras tanto, Cybun corría por las calles de la ciudad, más rápido de lo que cualquier ser humano podía imaginar. Su pequeño cuerpo, mejorado con tecnología avanzada, le permitía moverse sin agotarse, y su agudo olfato cibernético captaba cada detalle a su alrededor. Olores familiares, el inconfundible aroma de su amiga y, por supuesto, el del pelirrojo conocido como Kid.

En solo dos minutos, Cybun llegó a las afueras del edificio donde su radar le indicaba que estaban Kid y _____. Sin perder tiempo, el pequeño conejo se infiltró por la entrada principal, moviéndose entre las sombras y las piernas de las personas. Las luces tenues del lugar, junto con la música suave de fondo, apenas lograron distraerlo de su objetivo.

Cybun olisqueaba el aire, rastreando a su amiga con precisión. Al avanzar entre los tobillos de mujeres y hombres, sus ojos mecánicos parpadearon en señal de alerta cuando detectó su objetivo. Detrás de unas pesadas cortinas de terciopelo, logró ver a su amiga, sentada frente a Kid, quien estaba rodeado de varias mujeres en un sillón de seda.

La escena le resultó confusa, pero el pequeño Cybun no bajó la guardia. Algo no estaba bien, lo podía sentir en los latidos alterados de su amiga y en el extraño comportamiento del pelirrojo.

Cybun, escondido tras una cortina de terciopelo, observaba con cautela la situación que se desarrollaba frente a él. Sus ojos mecánicos captaron cada detalle, desde la postura relajada de su amiga _____, quien se había dejado abrazar por un par de chicas coquetas, hasta la expresión de Kid, que oscilaba entre satisfacción y un leve rastro de celos. El pelirrojo, pese a su fachada de indiferencia, no pudo ocultar su reacción ante la descarada escena, algo en su interior luchaba con lo que estaba viendo.

El pequeño conejo observaba con curiosidad, notando cómo el ambiente cambiaba lentamente. Una bandeja con tragos fue presentada tanto a Kid como a _____, quienes, sin sospechar nada, bebieron con tranquilidad. Pero en cuestión de segundos, Cybun percibió algo extraño. Sus cuerpos empezaron a tambalearse, y antes de que pudieran reaccionar, tanto Kid como _____ cayeron inconscientes en los mullidos sillones.

El peligro era evidente. Cybun no era solo un espectador inocente; sabía que sus amigos habían caído en una trampa. La cantidad de personas en el lugar superaba sus capacidades para enfrentarse solo, por lo que decidió actuar con astucia.

Con la velocidad de una sombra, el pequeño Cybun se deslizó de nuevo entre las piernas de los transeúntes, esquivando miradas y movimientos, mientras abandonaba el edificio. Su misión era clara: dar aviso a Killer y al resto de la tripulación antes de que fuera demasiado tarde.

Saltó por las calles a toda velocidad, con sus sensores ajustados a la ubicación del Victoria Punk.

Cybun llegó al Victoria Punk con la rapidez de un rayo, el cielo ya oscuro y las estrellas parpadeando sobre el horizonte. Saltó directamente a los brazos de Killer, quien lo atrapó en el aire sin esfuerzo.