Jardin de Polvo de Estrellas [VI]

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La luz del sol caía sobre la tierra, un camino de tierra guiaba hacía un lugar, un destino. Una carreta pasó por encima del camino de tierra mientras las ruedas temblaban por la vibración, uno de los comerciantes que manejaba la carreta estaba escuchando sobre el chisme reciente del que se estaba enterando.

—Pensar que estoy llevando a la diosa Astrea de vuelta para Orario, me es sorprendente.

—Jaja~ Tampoco es para tanto. ¿Y usted señor Morus? ¿Cual es la razón de porque viene a Orario aparte de comerciar?

Astrea y el comerciante que manejaba la carreta llamado Morus, estaban teniendo una charla amistosa sobre el camino. Cecil solo se mantenía callada con sus ojos cerrados quien dormía plácidamente en el viaje y su cabeza estaba apoyada en el hombro de Sven (no porque ella quiera, su cabeza dormida se apoyó en él), quien solo estaba escuchando la conversación con algo de interés para tratar de comprender todas las palabras.

—Vengo a visitar a parte de mi familia, extraño a mis hijos y mi mujer que viven en Orario.

—Oh, eso es muy bonito, espero que tengas una buena reunión con ellos.

—Gracias, señora Astrea.

El hombre se rascó su nariz algo avergonzado riendo ante las buenas vibras de la diosa Astrea, el hombre volvió su vista hacía al frente y sonrió cuando empezó a visualizar a la lejanía las grandes murallas de Orario. El hombre levantó su voz un poco.

—Parece que ya estamos llegando, señora Astrea.

—Oh... Finalmente.

Sven miró hacía el frente y logró visualizar las imponentes murallas de Orario, tenían un aire majestuoso y era digno de llamarse una verdadera muralla. Una cierta sensación de pavor inundó sus sentimientos mientras observaba a la lejanía.

Giró su vista y miró hacía Cecil en silencio. Tocandole la cabeza con gentileza, trató de despertar a la niña, podía sentir el aroma de lo que creía que era el shampoo entrar en sus fosas nasales, la chica gruñó ligeramente levantándose del hombro de Sven algo inconforme por el despertar, miró al castaño esperando alguna respuesta por romper su sueño reparador y este simplemente señalo con el dedo que mirara hacía el frente. Los ojos anaranjados deslumbraron la muralla mientras ella tallaba sus ojos. La conversación de la diosa Astrea y Morus continuó tranquilamente mientras se acercaban lentamente a la muralla que solo faltaban unos pocos minutos para llegar. Podía observarse la multitud que hacían una fila para entrar en la ciudad, vio algunas personas con armamentos, y bastantes comerciantes con carrozas entre la fila, demostrando que era una ciudad bastante bulliciosa y rica en gente que ingresaba y salía todo el rato.

××××

La carroza frenó cerca de las filas que había frente a Orario. Morus se dió la vuelta para ver a los acompañantes.

—Bueno, se tienen que bajar porque hay dos filas, y ustedes no vienen de comerciantes.

Astrea asintió antes de mirar a sus dependientes que ya estaban recogiendo sus cosas para bajar de la carroza. La primera en bajar fue evidentemente Cecil, cuando aterrizó sobre el suelo su mochila hizo un juego de choque de metales para darse la vuelta y extender la mano. Sven le entregó el arco y ella lo atrapó, para que seguido Sven baje con su mochila y la de Astrea en su otra mano, al momento de dejar la mochila de Astrea en el suelo, Cecil automáticamente le entregó el arco de madera al chico.

—Agradezco mucho el viaje, señor Morus. Estos tres días fueron divertidos con sus historias.

Astrea se inclinó en gratitud mientras el hombre le devolvía una sonrisa y negaba con su mano. Astrea sonrió antes de darse la vuelta para bajar de la carroza, vio la mano caballerosa de Sven y con un agradecimiento bajó de la carroza con cuidado.

Danmachi: SubstituteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora