Si esta es la última oportunidad, ¿cómo puede parecer tan mágica esta noche?
— Jeongin, ¿te estás divirtiendo? —le pregunta al menor, el pequeño Felix, a quien Jeongin siempre lo ha visto con amor. Un amor tan diferente a los demás. Tal vez fue por ese sentimiento, que siempre estuvo confundido. No quería hacerle ningún daño. Estuvo permutando entre palabras que no decían exactamente lo que significaba. Pero ahora lo sabe bien.
Como esto se llama.
Gratitud.
Dulzura.
Un amor imposible que creció tan impacientemente por no ser perdido. Es tal vez el encuentro de dos almas que algún día se amaban. Que en el algún tiempo estuvieron destinadas a seguir juntas. Pero Jeongin no puede prometerle eso a Felix. No quiere tornar de mal en peor lo que aún pueden salvar. Así que con su pregunta, voltea hacia este en medio de la brillante noche.
Están paseando por los lugares más dulces de su ciudad natal.
Mientras que Felix por primera disfruta la belleza de un lugar que un día lo albergó. Todo es tan lindo como lo había soñado. Incluso es tan bello a lo que imaginó.
Él lo es.
Siempre lo fue.
— Lo estoy. —entonces dice, formando su dulce mirada. Felix da un paso hacia él hacia la barandilla de ese teleférico y se sienta a su lado. Arriba están mirando las dulces cosas a su alrededor yendo a escribir en un candado, su último deseo. Un deseo que estaba esperando a ser dado.
— Eso es bueno. —sonríe, mirándolo fijamente, deseando ya llegue ese momento.
— Eso creo... —murmura por su parte el menor. La sutil pero intensa mirada del mayor lo está poniendo de pelos. Aún recuerda el día anterior y la propuesta de ambos. La última propuesta que estaba dispuesto a dejar que pase. Jeongin quería sentir que era ser mirado por su amigo y él no podía dejar de preguntarse si este era un adiós definitivo. Aunque también se pregunta que es lo que quiso decir Minho con dejar todo atrás y volver a empezar.
¿Tiene que ver esto, con su renuncia del trabajo por el cual tanto lucharon?
Su estómago endurece.
Sus intestinos se retuercen.
No tiene la intención de evitar su destino y todo lo que pueda suceder, pero ahora que tiene las cosas más claras, no puede dejar que eso pase.
Perderlos a los dos... ¿Cómo es que todo esto le pasó justo a él? Fue su cruel pago por hacerles daño sin saberlo. Por no elegir un amor que ellos tanto anhelaban.
— Jeongin. ¿Por qué te sientes tan triste? —le pregunta el pecoso. Cerca suyo está tomando su barbilla con sus manos. Y el menor sube su mirada a verlo sintiéndose culpable. Sus lágrimas estancadas en sus lagrimales. Sus ojos a punto de explotar. Si es un día especial, ¿por qué siente que es una despedida?