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Duxo lo miró con una mezcla de nervios y diversión en sus ojos lilas, y luego, en un tono juguetón, le preguntó:

-¿Y no me vas a querer chupar la sangre o algo así?

Aquino sonrió por debajo del tapabocas, y con un toque de seducción en su voz, le respondió:

-¿Quieres comprobarlo? -se inclinó lentamente hacia él, con una mirada provocativa que hizo que el corazón de Duxo se acelerara.

El rostro de Duxo se tiñó de un carmín intenso mientras sentía la cercanía de Aquino. Con una sonrisa nerviosa, colocó su mano sobre el pecho de Aquino para detenerlo suavemente.

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-Este no es el momento, Aquino -dijo, aún sonrojado, mirando alrededor, consciente de que estaban en un lugar público.

Aquino sonrió con una picardía evidente en sus ojos mientras retrocedía suavemente, respetando la distancia que Duxo marcaba con su mano.

-¿Estás seguro? -bromeó Aquino, inclinando un poco la cabeza-. Podría ser divertido...

Duxo, todavía ruborizado, intentó mantener la compostura, aunque era difícil cuando tenía a Aquino tan cerca, con esa mirada penetrante que siempre lograba desarmarlo.

-Muy seguro -respondió Duxo, tratando de sonar firme, pero su voz tembló un poco al final, lo que solo hizo que Aquino sonriera más-. Además, no quiero que te metas en problemas. No olvides que estamos en una biblioteca...

Aquino se echó a reír, suavizando la tensión del momento.

-Tienes razón, no es el mejor lugar para... eso.

Ambos se miraron con complicidad, disfrutando de la broma y el momento compartido. Aquino le dio un suave apretón en la mano a Duxo antes de inclinarse hacia él, esta vez de una manera más relajada, dejando de lado su tono seductor.

-No te preocupes, Duxo. Prometí que nunca te haría daño, y lo digo en serio. No tienes nada que temer conmigo.

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Duxo sonrió, sintiéndose más tranquilo después de escuchar esas palabras.

-Lo sé, Aquino -dijo, su mano aún en el pecho del vampiro-. Solo es... que aún me cuesta creer todo esto. Pero me haces sentir seguro.

Aquino acarició suavemente la mano de Duxo sobre su pecho, mirándolo con ternura.

-Siempre estaré aquí para ti -dijo Aquino con sinceridad-. Pase lo que pase.

Duxo se rió nerviosamente, aún sintiendo el calor en sus mejillas, pero al mismo tiempo sintiendo una calidez reconfortante en su pecho. Había algo en la presencia de Aquino que lo hacía sentir seguro, incluso en medio de sus nervios.

𝔻𝕖𝕒𝕕𝕝𝕪 𝕜𝕚𝕤𝕤𝕖𝕤 ☆DUXINO☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora