CAPÍTULO 9

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Tuve que desabotonar el pantalón para así poder respirar. Comí a reventar, por lo que ahora era más fácil pensar y hablar sobre mis términos y condiciones respecto a entregarme a Bill.

Primero, ordené un laboratorio exclusivamente para mí, donde él no tenía permiso de entrar sin mi consentimiento, ni a mi mente o leerla. 

Segundo, por semana tenía derecho de salir sin él dos días, eso incluía no espiarme o algo similar. 

Tercero, tenía prohibido acercarse a Fiddleford. 

Cuarto, no íbamos a tratarnos como pareja romántica, eso incluía muestras de afecto como besos, ni siquiera durante las relaciones sexuales. 

Quinto, tenía que financia todas o la mayoría de mis investigaciones.

−¿Algo más, querido? −preguntó sonriendo e inclinando un poco su cabeza.

−No.

Se cruzó de brazos.

−Yo sólo tengo dos condiciones −estábamos sentados en el mismo sofá corto de su sala, tomando té. Dejó con delicadeza la taza sobre el plato base y se acercó a mí, rodeándome con su brazo−. Tienes prohibido enamorarte o tener sexo de cualquier tipo con alguien que no sea yo.

Al ver su ojo encendido en un amarillo ámbar, no me di cuanta de cuándo había estrechado mi mano con la suya envuelta en una llama azul, cerrando así nuestro trato.

−Perfecto −dije apartándolo−, ¿en dónde está la salida?

−¿Para qué? −se burló.

−No juegues.

−Aquí no hay salida, cada vez que quieras salir de mi mansión me lo tendrás que pedir y cada vez que quieras o tengas que regresar, iré por ti.

Suspiré, luego pasé mi mano por el cabello.

−Bueno, llévame a mi casa.

−Pero esta es tu casa −giró su cabeza y se cubrió la boca. Al ver que su comentario no me causó gracia, rodó su ojo y chasqueó sus dedos.

Aparecí justo frente a mi departamento. La luz de la habitación de Fidd estaba encendida, así que entré a toda prisa y con mucho sigilo directo a él. Cuando abrí su puerta, lo encontré con la toalla enredada en su cintura. Al parecer, estaba frente al espejo rectangular de piso, peinándose.

−¿Qué haces aquí? ¡Vete! −se cubrió el pecho.

−Sólo quiero hablar contigo, vengo a proponerte algo relacionado con...

−¡Espera en el laboratorio!

Antes de dar media vuelta y salir, miré sin querer su parte baja, cayendo en cuenta de que tenía un problema y se tenía que solucionar. Demonios, no quería pensar mal, pero tenía que aceptar que mi mente se corrompió.

Él y yo nunca hablamos sobre temas sexuales porque ninguno estaba interesado ni había tenido experiencias.

Fiddleford, siendo todo un ingeniero, podría arreglárselas sólo, pues, si con sus delicadas y finas manos podía construir asombrosos artefactos, también podría encargarse de sus necesidades como hombre.

Esperé diez minutos recargado sobre el escritorio principal, luego otros diez minutos sentado. No quería regresar a su habitación porque había un montón de posibilidades de cualquier cosa y, así como me sentía, no quería distanciarme más de mi mejor amigo por culpa de mi mente envenenada.

Pero, ¿por qué tardaba tanto? Imaginé que posiblemente había salido por la ventana, así que me puse de pie y antes de abrir la puerta, escuché un sollozo.

−¿Estás bien, amigo?

−Déjame solo −escuché débilmente al otro lado.

−¿Puedo pasar?

−No quiero que me veas así, me da pena.

Me recargué en la puerta.

−Somos amigos, confía en mí.

No respondió, pero sabía que entrar y ver qué estaba ocurriendo iba a ser lo mejor.

Abrí la puerta y lo vi sentado a la orilla de su cama, aún con la toalla cubriendo su miembro erecto. Se limpió los ojos y me miró.

−Me duele mucho y no sé cómo hacerlo −volvió a tallar su rostro−, ¿puedes ayudarme?

Al verlo de esa manera, sentí la necesidad de liberarlo. Yo, que había conocido esa sensación recientemente, quería compartirla con él, pero no de forma carnal ni lujuriosa, sino en el sentido que él también tenía derecho de sentirse bien.

Tenía muy en claro eso, pero mi parte baja no. En el momento en que me pidió ayuda, sentí un latido ahí.

Me senté a su lado y le pedí que se descubriera. Su miembro era más pequeño que el mío, aún así se miraba bien.

Ah, ¿por qué pensé eso?

A ver, ¿cómo iniciaríamos? Antes de pensar en cualquier solución, recordé las condiciones de Bill, así que meter eso en mi boca estaría prohibido, pues sería sexo oral. Tendría que utilizar sólo mis manos, masturbándolo solamente.

−Voy a tocarte, ¿está bien?

Sus ojos llorosos se fijaron en mí, luego asintió.

Humedecí con mi saliva mi mano y después su miembro. Se estremeció con el primer roce. Si su rostro estaba ligeramente rojo por haber llorado, tras los primeros segundos de frotarlo, parecía un tomate.

−¿Duele?

Negó con la cabeza, entonces aumenté la velocidad. Estaba llevando bien mi situación, pero al escuchar un pequeño gemido, mi mente y cuerpo reaccionaron de manera que yo también estaba en problemas. Y él se dio cuenta.

−¿Por qué estás igual que yo?

−No importa.

Me puse de rodillas frente a él. Ver su miembro y el acto de masturbarlo frente a mí era un maldito infierno porque no debía meterlo en mi boca ni clavarle el mío por ninguna parte.

Aumenté la velocidad hasta que por fin expulsó todo, lo malo fue que no me avisó y terminó en mi cara no sin antes tener un mega espasmo y un gemido que jamás pensé escuchar.

−DISCÚLPAME MUCHO, FORD.

Enseguida me limpió con la toalla mientras pensaba en cómo rayos llegué a pervertirme tanto. No era correcto. Éramos dos hombres. Dos amigos, casi hermanos. Jamás creí estar envuelto en esta situación.

−¿Cómo te sientes? −pregunté sentándome a su lado. Nuevamente se cubrió. Sonreí.

−Gracias por enseñarme y discúlpame por las molestias −se rascó la cabeza.

Me metí a bañar y aproveché para encargarme de mi asunto. Traté de no pensar en nada, pero no pude. Al principio, debido a lo que acababa de suceder, Fidd estaba en mi mente; pero poco a poco la espalda de Bill, su cuello y sus labios haciendo su trabajo inundaron cada rincón de mis pensamientos, haciéndome terminar.

Estaba jodido, ¿qué debía hacer? ¿cómo iba a solucionar esta situación? Para librarme de Bill necesitaría la ayuda de Fidd, pero si mi mente me jugaba mal, iba a hacer algo que no quería y lo último que desearía es hacerle daño a mi mejor amigo.

Tenía que ser fuerte.

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holi, ¿qué opinan de este triángulo amoroso? me da risa pq Bill es un triángulo y muy a su manera tmb es amoroso jajaj me estoy dando cuenta de q esto es un spoiler, sorry jeje los amo

¿Puedo poseerte? [BILL x STAN FORD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora