Capitulo #1: Notificacion.

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—¿Era a esta hora, no? —preguntó T/n, lanzando una mirada rápida al horizonte, intentando disimular el temblor en sus manos.

—Sí, ya te lo dije varias veces —respondió Yuuji, con tono aburrido, aunque en el fondo entendía su ansiedad.

—Perdón, no puedo dejar de sentirme nerviosa —admitió con una risa ligera, que sonó más como un intento de calmar sus propios pensamientos que como una broma.

—Lo sé, pero tranquila, todo estará bien —dijo Yuuji, esbozando una sonrisa cálida mientras la observaba moverse de un lado a otro.

—¿Cuánto falta para que lleguen? —preguntó, más para llenar el silencio que otra cosa, porque la espera parecía alargarse eternamente, como si cada segundo tratara de prolongar sus temores.

Guardaron silencio por un instante, contemplando juntos el vasto horizonte, donde el cielo parecía fusionarse con la tierra en una promesa de cosas desconocidas.

—¿Por qué el señor Geto no vino a despedirte? —preguntó Yuuji, rompiendo la quietud.

—Estaba muy ocupado. Además, ayer estuvo llorando toda la noche —dijo ella, imitando la voz dramática de Geto—. "Te voy a extrañar mucho, cielo", "Cuídate mucho", "Si te pasa algo, Yuuji será el responsable".

—¿¡¿Quééé?! ¿El responsable yo? —protestó él, poniendo los ojos en blanco, aunque no pudo evitar una sonrisa.

—Bueno, eso último no lo dijo, pero... casi —T/n soltó una risa traviesa.

—¡Qué exagerado! —respondió Yuuji, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Estaban tan absortos en su conversación que no notaron la presencia de un hombre que se acercaba desde un auto cercano, su silueta proyectándose alargada en el suelo por la luz de la mañana.

—¡Hola! —llamó el hombre, apareciendo de repente entre ellos como un fantasma que rompe el trance.

Ambos saltaron del susto, llevándose una mano al pecho.

—¿¡Qué demonios te pasa!? —exclamó T/n, recobrando el aliento, sus ojos fulminando al recién llegado.

—Cuidado con esa boquita —respondió el hombre, enarcando una ceja y dejando escapar una risa burlona—. ¿Vienen o qué? —dijo mientras se encaminaba hacia el auto.

Yuuji y T/n intercambiaron una mirada antes de acercarse al vehículo y colocar sus maletas en el maletero que el hombre ya había abierto para ellos.

—Se tardó mucho, señor —dijo T/n al acomodarse en el asiento trasero, cruzando los brazos con evidente impaciencia.

—Bueno, soy una persona bastante ocupada —respondió el hombre con una sonrisa irónica.

—Yo soy el doble de ocupada y aquí estoy —replicó T/n, con una sonrisa desafiante.

—¿En cuánto tiempo llegaremos, señor? —interrumpió Yuuji, cambiando de tema.

—¡¿Señor?! ¡No soy un señor! —replicó el co-conductor, indignado.

—Pues si lo pareces —se entrometió el conductor desde el asiento delantero, sin pensarlo demasiado.

—Cállate, Ijichi —espetó el hombre, fulminándolo con la mirada.

—¿Y el pelo canoso qué? —preguntó T/n, lanzando una mirada inquisitiva al hombre.

—Mira, niñita, no soy un señor para que todos me llamen así —replicó con una expresión teatral—. Soy un guapísimo joven albino, por si no lo sabían —dijo, pasándose una mano por el cabello como si el viento le diera un toque aún más dramático—. Y prepárense, porque será un largo viaje.

¿En serio me enamoré? ¡¿De él?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora