𝐋𝐨𝐬 𝐁𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐉𝐚𝐤𝐞 | 𝐉𝐀𝐊𝐄𝐇𝐎𝐎𝐍 💋

𝟕. 𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨 𝐞𝐬 𝐢𝐠𝐮𝐚𝐥 𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚 💋

El resto del día en la escuela es como estar en un torbellino de susurros, miradas furtivas y risas apagadas.

Cada vez que camino por los pasillos, siento los ojos de los demás sobre mí, como si mi relación con Jake fuera un espectáculo para todos.

Pero a este punto, ya estoy acostumbrado.

Esos rumores no tienen fundamento. Sin embargo, me es difícil no sentir una leve molestia al escuchar cómo otros inventan historias sobre nosotros, como si supieran más de nuestra relación que nosotros mismos.

En clase, finjo que no me afecta. Me concentro en mis estudios, aunque mi mente vuela de regreso a Jake, imaginando cómo se encuentra.

El resfriado lo había debilitado mucho, y a pesar de que había insistido en quedarse solo para descansar, no pude evitar preocuparme por él. Cada tos o quejido de dolor me hace sentir impotente.

Durante el almuerzo, mi teléfono vibra con un mensaje de mi novio.

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«Cómo va tu día, Hoonie? ¿Ya me extrañas?»

Sonrío al leerlo, sabiendo que a pesar de todo lo que pasa a nuestro alrededor, Jake sigue siendo el mismo de siempre, mi novio dulce, cariñoso, y siempre preocupado por cómo me sentía.

«Mucho, Jakey. No dejo de pensar en ti. ¿Cómo te sientes hoy?»

Le respondo rápidamente, esperando que se sienta mejor.

Después de unos minutos, llega su respuesta.

«Un poco mejor, pero aún estoy en cama. No puedo esperar para verte después de clases. Quiero otro beso de esos que me hacen olvidar que estoy enfermo.»

Siento mi corazón acelerarse. Solo de pensar en volver a verlo, en abrazarlo y asegurarme de que se sienta bien, me llena de una calidez que nadie más puede darme.

Jake y yo estamos construyendo una relación basada en la confianza y el amor, y aunque los rumores y los chismes son y seguramente serán constantes, no permitiremos  que nada de eso nos separe.

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Esa tarde, después de clases, voy directo a su casa otra vez. El árbol sigue ahí, fiel a nuestra rutina secreta, y como antes, subí rápidamente hasta su ventana. Lo encuentri en su cama, arropado y con la cara aún algo pálida, pero sonriendo al verme.

—¡Mi Hoonie! —Jake extiende los brazos hacia mí, y yo no dudo en acercarme para abrazarlo.

—¿Cómo te sientes, mi amor? —Le pregunto mientras me siento en el borde de la cama, acariciando suavemente su cabello desordenado.

—Mejor ahora que estás aquí —Dice con esa sonrisa que siempre hace que todo valga la pena.

Nos quedamos así por un buen rato, en silencio, disfrutando de la compañía del otro. No importaban los rumores ni las miradas de los demás. Para nosotros, solo existe ese pequeño mundo en el que podemos ser nosotros mismos, sin juicios ni expectativas.

Después de un rato, Jake apoya su cabeza en mi hombro y murmura.

—No me importa lo que digan, Hoonie. Lo único que me importa es que tú y yo sabemos la verdad. Siempre estaremos juntos, ¿verdad?

Le tomo de la mano y la sujeto con suavidad.

—Siempre, Jakey. Nadie puede cambiar lo que sentimos.

Y en ese momento, comprendo que, sin importar lo que el mundo dijera, nuestro amor siempre prevalecería.

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Jake levanta la cabeza de mi hombro y me mira con esos ojos llenos de ternura, tan sinceros y transparentes que parecen reflejar todo lo que siente por mí.

Puedo ver el brillo de una promesa no dicha, algo más profundo que las palabras que acababa de pronunciar. En sus labios se dibuja una sonrisa suave, cansada por el malestar, pero cálida y genuina.

Me inclino hacia él, sintiendo cómo su respiración se mezcla con la mía, y en ese momento todo a nuestro alrededor desaparece. No había chismes, ni miradas, ni juicios. Solo somos Jake y yo, dos corazones latiendo en sincronía, unidos por algo mucho más fuerte que los rumores o las dificultades que pudieran venir.

Nuestros labios se encuentran en un beso suave, cargado de promesas y certezas.

Es un beso que sella nuestra confianza mutua, un pacto silencioso de que pase lo que pase, nada ni nadie nos separará.

Jake entrelaza sus dedos con los míos, y siento cómo su pulgar acaricia el dorso de mi mano, un gesto que, aunque pequeño, lo dice todo.

Cuando el beso termina, lo miro a los ojos y le susurro:

—Esto es para siempre, Jakey. Nada ni nadie podrá separarnos.

Jake sonríe, con los ojos brillantes, y apoya su frente contra la mía.

—Te amo, Hoonie. Siempre lo haré.

Ese beso no fue solo una muestra de afecto, fue una promesa de que, sin importar lo que el mundo dijera, nuestro amor siempre prevalecería.

Desempolvando historias en hiatus, me encontré con Los Besos de Jake y no pude evitar actualizarla