Tú y yo

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El viaje transcurría de una forma muy incómoda. Para amenizar, Tom subió un poco el volumen de la radio y comenzó a silbar la melodía. Quería llamar la atención de su amigo, por lo menos que volteara un segundo, pero nada lograba capturarlo.

Jugó con el vidrio del auto, subiéndolo y bajándolo, asomando de tanto en tanto la cabeza. El silencio lo estaba matando.
Si él no rompía el hielo, nadie lo haría.

— ¿Esta es nueva en tu playlist? Jamás la había escuchado antes — Sonrió forzado, inventándose algo aleatorio para poder dirigirle la palabra. Por supuesto había escuchado aquella canción, simplemente tonteaba con tal de dejar de ser ignorado

— No — Respondió firme. Aún con la mirada clavada al frente de la carretera.

Dicha contestación, cruda y fría, rompió en millones de pedazos diminutos el corazón de Tom. Se dejó caer en el asiento y jaló las cuerdas del gorro de su sudadera, escondiendo su rostro, provocando que su voz se escuchara reprimida

— ¿Estás enfadado conmigo? — La voz salió temblorosa y entrecortada, un sollozo acompañado de un puchero. No podía saberse con certeza si ya estaba llorando al tener la cara cubierta, pero parecía tarea fácil de deducir

Aiden no pudo seguir aplicando ese extraño intento de ley del hielo, simplemente tiene todas las de perder cuando se trata de aquel chico. Suspiró fuertemente y entonó una serie de oraciones.

— Para nada, sabes bien que jamás podría molestarme contigo aunque hicieras el intento — Volteó a verlo por pocos segundos — Es solo que... todavía me es complicado asimilarlo. Quiero decir, evité meses enteros de mi vida a ese tipo después de haber cortado mi contrato. Mis amistades más íntimas como Ally o Ellie se llevan bien con él desde hace mucho tiempo y, sin embargo, nunca tuve ningún problema al respecto, porque mi visión sobre su persona no tiene mucho que cambió y yo solía ser un gran admirador suyo, básicamente. A pesar de que fueran amigos, me ayudaron en el proceso de renuncia y las etapas del duelo, o algo así — Se detuvo cuando la luz del semáforo se tornó roja — Con esto quiero llegar a que no hay problema si alguno de mis amigos es amigo suyo, pero si es su pareja... eso significaría que tendría que verlo frecuentemente, y no me encanta la idea.

La culpa consumía a Tom, pasar tiempo con la persona que incomodaba a su mejor amigo le hacía un tremendo ruido interior. Quiso ser directo.

— Entonces ¿debería alejarme? Quiero que estés feliz, y no lo pareces. Lo siento mucho, Aiden, nunca esperé algo similar, tuvimos que haber tocado el tema desde el inicio para poder haber evitado situaciones como esta. Haré lo que sea que te haga estar tranquilo — Se compuso de nuevo en el asiento, descubriéndose el rostro.

No, no puede negarle relacionarse, ni aunque se trate de ese tipo. Muerde su labio con dureza y se castiga mentalmente, simplemente no puede decidir ni influir en sus decisiones si a él no le afecta. Bueno, sí le afecta, pero no lo suficiente. Es raro de explicar, sobre todo porque se niega a contar la historia completa.
Suspira, nuevamente se enfrenta a la derrota.

— No, Tom, no puedo prohibirte algo por un capricho mío — Lo voltea a ver y luego regresa la mirada al volante para avanzar — O sea, no sé, me da miedo que salgas lastimado y que yo pude haberlo evitado. Te lo dije, esto es por ti, te conozco muy bien, quizá mejor que nadie en el mundo. Puede que esté exagerando o sobre pensando todo, puede que esté equivocado, realmente desconozco lo que esté pasando por tu cabeza. A lo que quiero llegar es que, no quiero verte sufrir por alguien que no vale la pena — Infló las mejillas de rabia.

Tom colocó su mano en el hombro del chico.

— Ai, entiendo tu preocupación, me has visto envuelto en varios problemas amorosos, pero hoy por hoy confío en mi, más que nunca antes lo he hecho. Si de verdad haces esto para protegerme, te pido deposites tu confianza. Estaré bien, lo prometo — Le dedicó una sonrisa tranquila.

¡Yo me opongo! - TomJakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora