06. Instintos

194 27 1
                                    

Pasó una semana y los ojos oscuros de Sarius se abrieron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasó una semana y los ojos oscuros de Sarius se abrieron.

Fue como un susto, se levantó rápidamente sudando y en alerta total, arrancó las agujas clavadas en su mano y dio un par de vueltas para caer estrepitosamente en el suelo.

Se escucharon pasos acelerados en el pasillo y luego un hombre elegante entró seguido de otros dos hombres que parecían ser doctores.

La miraron desconcertados.

—¿Señorita?

Sarius se calmó, no había esperado salir del mundo espiritual tan repentinamente así que se sintió completamente insegura.

—¿Dónde estoy? —preguntó, su voz sonó ronca y sintió un dolor de sequedad en la garganta.

—Está es la mansión del señor Wenned Vincels, la encontramos inconsciente en el bosque y la trajimos aquí para darle los primero auxilios.

Sarius pensó que habría sido mejor que la hubiesen dejado en un hospital, inmediatamente dudó de las palabras de ese hombre.

¿¡Vincels!?

Sarius reaccionó a este apellido y toda su cabeza comenzó a dar vueltas.

Vincels era el apellido del jefe CEO de la novela, ¿quién demonios era este personaje Wenned? No parecía ser tan importante, nunca lo escuchó decir de su aprendiz o quizás aún no lo lograba recordar.

—¿Pued...

La conciencia espiritual de Sarius se desplomó de un momento a otro, jadeó con sorpresa y sintió la presencia de alguien en esa mansión.

—¡Pareja... Pareja predestinada!

La mitad de Sarius, el lobo, gritó en su cabeza con emoción. Sarius frunció el ceño.

—¿Qué?

—¡¡Mi alma gemela, mi amor, mi vid...

Sarius interrumpió las ridículas palabras del lobo con una bofetada.

—Deja de decir estupideces, ¿¡quién quiere un amor!?

El lobo reaccionó, soltó un gruñido de protesta y guardó silencio perdiéndose en su mente.

—Solo eran mis instintos, ¿quién no se maravillaría al encontrar al ser con el que somos completamente compatibles?

El lobo parecía malhumorado, Sarius comenzó a reír sin motivos causando que los presentes la miraran con extrañeza.

—Parece que mi pareja predestinada está aquí. ¿No va a venir?

—El señor Wenned no está de acuerdo con juntarse con alguien que ni siquiera conoce.

Sarius se maravilló por completo, anteriormente había recordado las palabras de su aprendiz:

—Las parejas predestinadas son un problema, el de mayor grado puede suprimir completamente al inferior y esto es muy desventajoso, queda completamente a merced si no tiene la suficiente fuerza de voluntad para luchar contra sus instintos, ah, que creación de mundo tan bizarra. Además sienten una atracción natural, son como animales en celo.

Si su pareja predestinada quería estar con ella entonces tendría un desacuerdo con él, el pensamiento de estar atada a un hombre le causaba escalofríos.

Problemas y más problemas, eso era lo que gritaba tener una pareja predestinada en su cabeza.

—Eso... es genial, ¿puedo irme?

El mayordomo sintió que estos destinados eran realmente increíbles, se repelían con vehemencia y se negaban a someterse a sus instintos de estar juntos.

—Es mejor que conozca al señor, podemos ayudarla, sabemos que perteneció a la familia Diamante.

Sarius congeló su sonrisa, ¿no había dicho su señor que se negaba a juntarse con ella?

El mayordomo dibujó una sonrisa misteriosa.

Sarius tuvo un mal presentimiento.

Luego de que los doctores se aseguraran de que su cuerpo estaba en perfectas condiciones, Sarius caminó detrás del mayordomo con un paso inseguro.

La mansión era enorme, lo más curioso es que solo vivía ese hombre Wenned y su poca servidumbre.

Era solitario, frío y escalofriante.

—Este sitio es enorme, parece que este personaje Wenned tiene mucho dinero —dijo el lobo.

—Así es, parece el escenario donde viviría un villano.

—¿Es gracioso no? Ja, ja, ja.

—Y esta idea dentro de una novela cliché no me parece impresionante, ja, ja, ja.

Sarius se preocupó, los villanos siempre eran jefes finales, los últimos libros son a los que menos le prestó atención y tenía ese enorme hueco argumental en su cabeza.

Al llegar a una habitación, unos ojos dorados se enfocaron en ella.

Al llegar a una habitación, unos ojos dorados se enfocaron en ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ese alfa me perteneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora