Capítulo 5: Solo por ti

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Hebe Pines.

Siempre había añorado la eterna juventud para mí misma, no porque fuera frívola, sino por mi propio miedo. Morir es tan natural como nacer, pero aún así le tengo un pavor increíble.

Ahora veo a mi esposo delante de mí, 20 años más joven, es prácticamente como un sueño. El pensar que el tiempo no pasa entre nosotros, qué somos los privilegiados que tienen esta oportunidad, no me trae alguna satisfacción solamente me quita un pesar de encima.

Su iniciativa de venir a este lugar me hace darme cuenta que probablemente tenía pensado hacer esto desde el inicio. No me quejo, él puede hacer lo que quiera, pero extraño a mi Stanford con canas en su barba.

—¿Qué le pasó a tu cara? —susurré preocupada, acercándome más a él. El sonrojo de mis mejillas era notable para mí misma, dolían incluso de lo mucho que ardían.

—La fusión del agua hace un arte curativa que regenerá y multiplica las células de una forma que el cuerpo humano por si mismo nunca podría hacer... —explicó fascinado con una sonrisa resplandeciente en sus labios.

Asentí repetidas veces con la cabeza tratando de entender sus palabras. Hablaba y habla sobre lo increíble que era que existiera un lugar así. Seguía demasiado conmocionada por el cambio de mi esposo, pero trataba de prestarle atención.

—Lo minerales del agua debieron fusionarse con las zonas de aireación propias de las tierras de Gravity Falls, mezclándose con algún componente que no logró entender... —murmuró lo último. Su mano se apoyó sobre su mentón mirando de reojo al agua. Imité su acción, acercándome más hacia él. No me importó que me mojara.

Apoyé mis manos sobre su pecho tratando de verlo con atención, un Stanford que nunca había visto, ya que este físico tenía cuando estaba en otra dimensión. Ahora podía entender un poco del sentimiento que emanó en él cuando me vió por primera vez.

—Estuve un minuto o dos en el agua, debieron ser algunos años solamente. Deja entró otra vez —agregó con naturalidad, dispuesto a lanzarse una vez más.

¡No iba a dejarlo hacer semejante estupidez! ¡No quiero a un adolescente como esposo! Me gusta más el Silver Fox que es ahora.

—¡No, no...! ¡Espera!

Intenté detenerlo, pero fue inútil. Se lanzó al agua conmigo sujetándolo de los hombros haciendo que ambos cayéramos. Sentí como mi cuerpo se volvía más ligero dentro del agua, abriendo mis ojos debajo de esta, notando los peces que nadaban bajo la gran superficie, con partículas de un color dorado flotando en nuestro alrededor.

Salí tomando una gran bocanada de aire, mirando a mi esposo, enojada. Stanford estaba como pez en el agua, ahora ya no tenía ojeras, moviendo su cabello húmedo.

—¡JAJAJA! —carcajeó con alegría.

—¡Ríete todo lo que quieras! —grité lanzándole agua. El tosió antes de lanzarme agua también, lo cuál me parecía una injusticia. Él tenía seis dedo de ventaja. Nadó un poco hasta la orilla apoyándose ahí, mirándome. Sentía como mi cuerpo se calentaba en el agua, desprendiendo vapor.

—¿Estás bien? —preguntó.
—Si, no siento nada —murmuré desprendiendo aquel vapor, no del coraje, pero podría hacerlo.

—Debe ser una reacción a tu inmoralidad, como si no tuviera efecto en ti —explicó maravillado. Sus ojos me veían con atención, sonriendo de oreja a oreja. Me confundí un poco antes de sonreír enternecida.

"Santo Dios, me está viendo cómo a una de sus anomalías". Pensé nerviosa. Stanford estiró sus brazos hacia mi, y yo nadé haciendo pucheros. Otra vez, mi cabello habia quedado arruinado, y mi vestido todo arrugado por el agua.

Hasta Traerte De Vuelta | Stanford Pines Donde viven las historias. Descúbrelo ahora