ミスター [ Satoru Gojo x Lectora ]

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— Ya, lo digo en serio.

— ¿Ahora que estupidez dirás?— Elevando su vista , desviando su mirada y suspirando con pesadez al tan solo pensar y escucharlo. Tristemente le estaba dando la espalda, no sabía que estaba haciendo ni mucho menos si la estaba mirando o no.

— Si te hago firmar un acta de matrimonio¿Lo harías?.

— No.

— Bueno, para ello... Tendría que darte una excusa o algo así ¿No lo crees?.

— ¿Y por qué me lo pregunta a mí?.

— Eres mi única amiga.

sus palabras, su silencio y la forma tan dolorosa que salían de sus labios la obligaron a callarse, a mirar con sorpresa al varón que tenía detrás suyo con anterioridad. Observándola Fijamente como si no esperara realmente una palabra de ella.

¿Era su única amiga? A decir verdad no sabía que realmente habían llegado a ese punto para llamarse “ amigos ” mutuamente. Si, habían vivido juntos en su adolescencia, si, ella había estado para él en todo momento; cuidando y respaldando lo de cualquier peligro o situación que le hiciera tener un mal momento.

¿Que si conocía el peso de esas palabras? ¿De esa mirada como si realmente le estuviera diciendo “ sé lo que estás pensando ”? ¿Debía decir algo? Dios, quería pero ¡¿Qué?!.

Suaves balbuceos salían de sus labios, aún sin poder asimilar y concluir alguna palabra que le ayudase a salir de la incomodidad. Desvió su mirada a otra dirección cuando consideró que estaba siendo demasiado obvio su semblante,su actuar.

— Du-.. dudo que sea la única, deje de decir tonterías. — Mintió.

— ¿Única? — Oh, ahora que debía decir. — No, claro que eres la única. Me importas demasiado y te prometo que no existe nadie más.

— ¿Que mierda? — Megumi vaciló un instante, fuera de la oficina; con una expresión exagerada y espectante. ¿Que estaba ocurriendo?.

— Ajá.

— De verdad, ¿Quieres que me arrodille ante ti y te suplique?.

— Me encantaría ver eso-... ¡Oye!¡Oye!¡¿Que estás haciendo?! ¡Levántate!... Que vergüenza...

Megumi no tuvo otro remedio más que abrir la puerta sin avisar y a mala gana, observar el ridículo que su propio tutor estaba haciendo, a nada de literalmente inclinarse frente a la asistente que a su punto de vista pudo considerar que estaba descansando en el sofá individual detrás suyo.

Observar como su familiar hacía lo posible para levantarlo al mantener sus manos sobre sus hombros, de sentir sus miradas llenas de confusión y vergüenza por parte de la mujer hizo que megumi suspirara y pensara “siempre es lo mismo, ¿Por qué todos los que me rodean les gusta hacer el ridículo?”.

— ¡Me- Megumi! — Su familiar no dudó en hacer a un lado al albino, corriendo con prisa a auxiliarlo. — ¿Que haces aquí?¿Qué- que te trae por aquí?.

— Papeleo. 

— ¡Cierto! Lo siento mucho, déjame ayudarte.

Megumi la observaba actuar torpe, sonrojada a más no poder si como sus movimientos estaban fuera de su límite de concentración.
Su expresión Incrédula e incapaz de mostrarse interesado por qué sucedía seguía ahí, dirigida a la única persona que podía culpar por cierta confesión; Su tutor.

Satoru solo reía nervioso, solo podía aceptar esa expresión de desprecio y molestía por parte del chico, en tener que levantarse por su cuenta.

Si, para Megumi todo seguía igual.