cinco.

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Cuando me vi con el cabello teñido de rubio, la verdad es que el resultado me gustó y no pude quejarme. Podía reconocer que Theo había tenido razón y me había puesto en manos de una buena peluquera que sabía lo que iba a poder quedarme bien.

Pero, ahora que estaba entrando en la universidad junto a él, ya que le pedí que lo hiciese porque me estaba por morir, no estaba tan seguro.

Muchas miradas se estaban posando en mí. Y no, yo no era popular, pero por culpa de cierta persona muchos me conocían, además de que llevar varios años asistiendo a este mismo edificio de la universidad ayudaba a que otros me conociesen aunque fuese solo de vista.

Agarré la mano de Theo con fuerza. Sí, le había conocido hacía tan solo un par de días, pero esto de llevar el pelo de otro color era en gran parte su culpa, así que le obligué a acompañarme para pasar menos vergüenza, pero no estaba funcionando del todo, porque seguía sintiéndome muy cohibido ante las miradas y también ante el pensamiento de que en cualquier momento Draco me vería.

Paramos frente a mi casillero y Theo se dispuso a acariciar mi cabello.

—Oye, tranquilo, estás precioso. No hay nada de lo que avergonzarse. —dijo con suavidad. —La gente que te mira es porque está sorprendida por tu cambio repentino y porque te sienta demasiado bien, y quien diga lo contrario miente.

Asentí ante sus tranquilizantes palabras y le regalé una pequeña sonrisa.

—Gracias, Theo. Eres demasiado lindo, me han entrado hasta ganas de besarte.

Él alzó una ceja por mi inesperada respuesta y luego soltó una leve risa que para mis oídos se escuchó muy bonita.

—No me negaría a un beso tuyo, la verdad.

Ahora quien alzó las cejas fui yo por su atrevido comentario.

—Bueno, entonces a qué esperamos.

No lo dije como una pregunta, más bien fue como para darle paso a lo que ambos queríamos.

Sin más, Theo empezó a acercarse a mis labios, por lo que cerré los ojos en espera de ese beso. Pero, nunca llegó, ya que alguien tiró de su mochila echándole hacia atrás para impedir que eso sucediese.

—¡Cedric! —medio grité en protesta por lo que había hecho.

Él nos miró con cara de pocos amigos y se cruzó de brazos una vez que ya ambos estábamos lo suficientemente separados.

—¿Qué se suponía que ibais a hacer? ¿Estáis locos? —nos regañó.

—Pues lo que has visto, ¡nos íbamos a besar! —contestó indignado Theo.

—No podéis hacer eso en medio de todos los alumnos y mucho menos cuando... Harry, ¿te has teñido? —me señaló.

Cedric dejó su lado de papá serio y me observó con ojos brillantes y una gran sonrisa. Se había quedado embobado con mi nuevo color de pelo. Sabía que era un cambio notorio, pero tampoco como para que me mirase así.

—Sí, ¿por?

—¡Te queda increíble! Además, es tan raro que hayas decidido cambiar de estilo. —seguía asombrado.

—En realidad, la idea ha sido de Theo. —le di el mérito. —Él me convenció.

Cedric pasó su mirada hacia su otro amigo y le dio varias palmaditas en el hombro.

—Has hecho un gran trabajo en convencer a mi amigo para esto. Te mereces darle ese beso que querías.

Le empujó un poco hacia mí y ambos nos miramos extrañados por su cambio de opinión. Solo había sido un color diferente, tampoco era la gran cosa, aunque parecía que para los demás sí.

Conquistando a un homofóbico || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora