Una mujer dividida entre dos hermanos y un trono: ¿elegirá la venganza o a la mujer de la que nunca debió enamorarse?
El trono nunca fue el destino de Lalisa Manoban. Eso quedaba para su hermano, Mingyu. Tras la muerte de su padre, Mingyu está decid...
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He estado aquí durante una semana, pero esta es la primera vez que me aventuro fuera de los muros del castillo en la ciudad real de Saxum. En el centro de la plaza hay una torre de reloj, y los negocios se alinean a ambos lados de las calles adoquinadas, con farolas nuevas y brillantes acentuando las aceras. Nunca había visto una farola en persona, y se me revuelven las tripas al darme cuenta de lo próspera que es la zona principal de Saxum mientras Silva lucha al margen.
Mingyu y yo hemos estado sentados dentro de 'The Chocolate Gorge'; una pastelería que se caracteriza por hacer los mejores dulces de la región. Namjoon, Jaebeom y mis damas se sientan en una mesa al otro lado de la habitación, y algunos guardias reales se alinean en la entrada, pero aparte de eso, no hay nadie aquí.
—¿Siempre está así de vacío? —pregunto, apartando mi plato de postre.
Mingyu sonríe, su cabello oscuro peinado hacia atrás brilla bajo las luces. —No podría permitir que los plebeyos interrumpieran cuando estoy tratando de cortejarte.
Mi pecho se oprime cuando miro por las ventanas delanteras donde media docena de personas se alinean alrededor de las barricadas, tratando de mirar adentro para ver a su rey.
—¿Vienes aquí a menudo?
Se encoge de hombros. —No desde que era un niño. Mi padre solía traernos a Lalisa y a mí aquí una vez cada luna azul.
Mi sangre se calienta cuando menciona a su hermana, pero lo ignoro. No dejaré que me afecte cuando ni siquiera esté cerca.
Aun así, no puedo evitar imaginar a Lalisa y Mingyu de niños, comiendo todos los chocolates y dulces con su padre mirando. Todo lo que he oído sobre el legado del rey Mingyu II está en todas las formas en que le falló a su país. Es difícil para mí imaginarlo como un hombre que se preocupaba por su familia, y la curiosidad rebosa dentro de mí, con ganas de aprender más.
—Eso es muy dulce —le digo.
Mingyu se burla, sus ojos se mueven más allá de los míos antes de regresar. Él sonríe, pero veo el destello de dolor que atormenta sus facciones.
— Jennie Kim, eres un corazón sangrante, ¿no?
Me siento más derecha. —¿No es eso algo que deberías querer en tu reina?
Inclina la cabeza. —¿Y estás tan segura de que serás mi reina?
Exhalando un suspiro, miro mi regazo antes de mirarlo por debajo de mis pestañas. —Estoy segura de que fui criada específicamente para usted, Su Majestad. Creo que te harías un gran daño si no me mantuvieras a tu lado.
Él tararea, sus dedos se acercan para frotarse la mandíbula. —¿Criada para mí?
Asiento con la cabeza, estiro la mano para agarrar mi taza de té y tomo un sorbo antes de volver a colocarla sobre la mesa.
