Capítulo 3

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HICIMOS UN TRIUNFAL regreso a la ciudad de Lockes, sólo un día después de que Lartin el Hoja Oscura alcanzara su asqueroso final en una cueva en los Bosques Oscuros.

Pete estaba de servicio en las puertas del castillo. Se había hecho mayor y
más gordo, había líneas alrededor de sus ojos, y había perdido su cabello. Pero seguía siendo el mejor guardia del castillo de todos los tiempos.

—Oh, estás metido en tantos problemas, —dijo cuando aparecimos.

Bueno, tal vez no el mejor de todos. Como el octavo mejor.

—Calla, mi buen hombre —le dije—. Estoy paseando. Triunfante.

—Sí. Se suponía que ibas a pasearte por aquí hace dos días.

—Bah.

—¿Vas a decirme qué pasó?

—Ni por asomo.

—Donkan va a tener tu cabeza.

—Te dije que iba a estar cabreado —dijo Terry mientras se detenía frente a
Pete. Pete sacó algunos trozos de manzana que siempre guardaba para Terry—. Eres mi favorito, —le dijo Terry—. Mark fue capturado de nuevo.

Pete sonrió salvajemente.

—Tú, perra voluble, —dije—. Todo el mundo es tu favorito cuando te dan
algo.

—No puedo oírte, —dijo Terry a través de un bocado de manzana—.
Demasiado ocupado comiendo delicias que se guardaron sólo para mí.

—Quiero manzana, —dijo Buggi, y así Pete sacó una Marcanian Red de su
mochila. Tenía el tamaño de su mano y sabía que la había traído específicamente para Buggi.

Buggi sonrió y se la quitó.

—Te quiero, pequeño humano. —Buggi palmeó la cabeza de Pete antes de
morder la manzana por la mitad, con corazón y todo—. Salvé a Mark de la captura.

—Me alegro de que los dos se dejen dominar por las frutas —le dije con un
resoplido—. Sus lealtades son escandalosamente desleales.

—Donkan quería verte tan pronto como volvieras —dijo Pete—. Sabes cuánto odia esperar.

—¿Escala del uno a estoy jodido? —le pregunté.

—Eh, —dijo Pete—. Más allá de jodido, ¿tal vez?

Gemí. —No es mi culpa.

—Nunca lo es, —me aseguró Pete—. Lo mejor es entrar y acabar con eso.

—Me protegerás, ¿verdad? —le pregunté, poniéndole ojitos.

—Ve allí, —dijo con una sonrisa—. Te veré más tarde para cenar en el castillo. Se supone que esta noche es algo muy importante.

No había oído nada acerca de un banquete antes de que me hubiera ido la semana anterior. Era una buena cosa haber vuelto cuando lo hicimos. Si me hubiera perdido la celebración, se habría reflejado mal en Donkan.

—¿Por qué?

Pete se encogió de hombros. —Promociones, creo. De los caballeros. ¿Tal vez un caballero en particular?

Y mi boca se secó.—Dulces melazas, —suspiré.

—Prioridades, —me recordó Terry antes de mirar a Pete—. Mark dijo que no tiene tiempo para un novio, mucho menos el Caballero Cara Deliciosa.

—¿Me recuerdas por qué lo llamas así? —preguntó Pete.

—Eh, bastante simple, Pete —dije—. Es un caballero. Y su cara es deliciosa.

El Mago y El Caballero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora