Rivales - Clankie

Capítulo 7

Septiembre

Bueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gustó de Frankie, sentía que los dos meses se fueron volando. Hace dos semanas desde su cumpleaños y se encontraba otra vez desayunando, ahora con quince años, dispuesta a ir a su segundo año en la secundaria. Lo había pasado fenomenal, sus amigas y las amigas de Ghoulia la habían mantenido distraída todos los días, conversaban hasta tarde con las tres chicas vía Skype. De alguna manera Lagoona era de sus amigas cercanas y más ahora que asistían a la misma escuela. Su hermanastra, Robecca, era muy codiciada y siempre parecía amable con todo el mundo.

Lo único desgraciado en todos los días fue una persona que no había salido de sus pensamientos: Cleo de Nile. La chica, que, por cierto, Frankie odiaba y le estaba haciendo la vida imposible. Todos los días recordaban sus ojos. Había logrado déjala o pensar en su risa, pero lo único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos. Ahora, pensar que la volverá a ver, le revolvía el estómago de una forma insoportable, se sentía nerviosa y a la vez ridícula por sentir nervios.

Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso debido a que se enteró que se fue a un viaje fuera del país a egipto, pero ya volverían al instituto y sea como sea, allí desgraciadamente estarían cara a cara.

— ¡Agh, en serio, qué horror! - dijo hundiendo el rostro entre las manos y su madre, la miraba divertida.

— ¿Sigues atormentada por esa niña, cariño? - preguntó el Sr. Stein, como siempre él no entendía la situación.

— Porque esa niña lleva haciéndome imposible la vida - dijo dándole un mordisco a su emparedado, sentía la mantequilla de maní en el paladar — Por eso no quiero verla.

— Parece todo lo contrario, cariño. Has estado muy ansiosa estos días - le guiño un ojo su madre y Frankie se ruborizó.

— ¡Mamá! - la regaño, escuchando su risa.

Después de un rato salió directo a la escuela, vestía igual que toda la vida: Un falda negra de tiras, una polera blanca con un estampado de rayos y una chaqueta desgastada, en conjunto con sus zapatillas converse. Al llegar, a la primera que encontró hablando en el aparcamiento fue a Ghoulia. Conversaba alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la saludaron con ánimos. Lagoona se echó a los brazos de Frankie y se cogió de ella, todos comenzaron a reír.

— ¡Mujer, déjame respirar! Si nos vimos ayer - reclamó, divertida, cuando Lagoona se separó y le guiño un ojo.

Siguieron conversando hasta que llegó Draculaura, parecía muy feliz y los saludó a todos con la dulzura que la caracterizaba. Después de un rato escucharon el chirrido de unos neumáticos y pareció un convertible azul cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena. Como si fuera una película, de él comenzaron a bajar los que conformaban al grupito.

Toralei y una chica llamada Abbey, conversaban animadamente entre ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los quince años era cuando las chicas comenzaban a madurar, claramente ya lo habían hecho ya que vestían unos jeans de mezquillas y blusas vaporosas que dejaba al descubierto el abdomen. Incluso se podría decir que llevaban maquillaje. Heath y Sauce eran otra historia, vestían como unas camisas holgadas de la última marca y chaquetas de cuero. Deuce fue hasta la puerta y le abrió a la castaña. Esa de claramente Cleo de Nile, la que Frankie conocía del año pasado era pequeña fuente a esta. Estaba radiante y el sol de la playa había dejado un hermoso bronceado. Vestía una falda negra junto una camisa dorada que le dejaba ver un poco su estómago y una chaqueta, muy grande para que fuese de ella.

Frankie supuso que debería de ser de Deuce. Apretó los puños, pero aún no podía contemplar a la castaña que sonreía a sus amigas. Su cabello ahora estaba más largo y ondulado, y llevaba las uñas de un fuerte dorado a juego con su camisa. De su brazo colgaba una cartera MK, rebusco ella y al abrir un chicle se lo ofreció a Deuce, que los mastico mientras le daba una sonrisa.