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𝗣𝗿𝗲𝗳𝗶𝗲𝗿𝗼 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝗹 𝗰𝗮𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮

𝗣𝗿𝗲𝗳𝗶𝗲𝗿𝗼 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝗹 𝗰𝗮𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮

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El sonido de la puerta automática anunció su llegada.

Mayichi era quien estaba atendiendo a la clientela, quien al instante de verlo, solamente pudo tragar grueso y pedir al primer Dios que se le vino a la mente que no pasará nada que amenazara su integridad física. El Omega que tenía frente a ella ahora mismo, recostado en el mostrador, apoyando su cabeza en una de sus manos, la miraba con unos ojos que podrían descontrolar a cualquier Alfa.

Porque sí, Carre había sido furor entre Alfas desde que llegó a TortillaLand hace dos días atrás. Su cabello castaño que caía en suaves ondas alrededor de su rostro, enmarcaba unos ojos verdes que brillaban como dos esmeraldas. Tenía un cuerpo esbelto y delicado, y su estatura bajita solo acentuaba su encanto, haciéndolo parecer aún más adorable y accesible, mientras que sus alas blancas, tan puras y resplandecientes, añadían un toque de divinidad a su apariencia.

Se podía apreciar que sus labios eran suaves y bien definidos, con un tono rosado natural que contrastaba hermosamente con su piel clara. Y no podía olvidar hablar de sus feromonas, eran adictivas al olfato, el chocolate y las fresas se entrelazaban tan perfectamente que transmitían una calidez y una dulzura que eran simplemente irresistibles. Cada detalle de su apariencia, desde su perfecta cintura hasta sus bien cuidados mechones de cabello, contribuía a su armonía angelical.

Había vivido en carne propia lo que aquel castaño había hecho, podría decirle muchas cosas, pero nunca algo respecto a su apariencia, su belleza era innegable, y lo sabía perfectamente porqué ahora mismo tenía la mirada de todos en el lugar, los Alfas -incluso los que venían en pareja- y los Omegas, más con envidia que con otra cosa. Lo que le asombraba era que casi todas esas personas eran del Pueblo Naranja, sabían perfectamente lo que había pasado, pero suponía que los deseos carnales eran más fuertes que cualquier sentido de supervivencia. No le sorprendería escuchar a un tipejo cualquiera decir que podría doblegar al Arcángel como si nada.

El de buzo celeste se inclinó un poco más hacia adelante, sacando de su ensoñación a la rubia.

—¿Me dirías si Spreen está disponible?

Preguntó, con una voz suave, pero que transmitía autoridad.

La híbrida no tenía idea de qué hacer, en primera instancia tendría que haberlo sacado del lugar al instante, pero después de lo que había pasado sabía perfectamente que no era nadie en contra de él. Además, las palabras que le había dicho aún hacían eco en su cabeza, no quería dejar a su patrón sólo en esto, pero tampoco quería arriesgarse a sí misma.

Se quedaron unos eternos minutos mirándose fijamente. Las esmeraldas destellaban con diversión, la Beta que tenía enfrente era hermosa, y que se pusiera más que nerviosa cuando sus ojos conectaban le alimentaba el ego.

𝗜𝗻𝗱𝗶𝗴𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora