Capítulo 08: ¿Por qué no me lo dijiste?

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Wei WuXian movió su mano detrás de él, gimiendo cuando no encontró el cálido cuerpo de su Alfa en su lugar habitual.

Levantó su rostro de dónde estaba escondido entre su almohada de maternidad para ver el reloj en la mesita de noche, frunciendo el ceño cuando vió que eran las dos de la mañana.

¿Lan Zhan?—, llamó, levantándose para buscar a su Alfa en la habitación, notando la luz que provenía del baño.

Se levantó adormilado, bostezando mientras avanzaba descalzo hasta ese lugar.

Se detuvo en la puerta, sintiéndose abrumado por las feromonas que llenaban el pequeño espacio, espesas y muy fuertes.

Lan Zhan—, llamó de nuevo, tratando de mantener su mente consciente mientras avanzaba hasta la tina, donde estaba metido el Alfa.

Aquellos ojos dorados se abrieron lentamente mientras un murmullo de. Wei Ying escapaba de sus labios.

Wei WuXian se detuvo cuando al Alfa gruñó en advertencia, pero pudo ver cómo bajaba su mano, metiendo dentro del agua lo que había estado olfateando.

Regresa a la cama—, murmuró el Alfa, girando su rostro hacia la pared, lo que permitió que Wei WuXian se diera cuenta de lo rojas que estaban sus orejas.

Cualquier otra persona pensaría que el rubor en ellas se debía a que estaba sumergido en la tina y que la temperatura del agua lo hacía sentir acalorado, pero no había vapor saliendo y cuando Wei WuXian avanzó lentamente para poder meter la mano para revisar la temperatura, confirmando que el agua estaba helada.

Oh Bǎobèi, debiste decirme—, murmuró Wei WuXian, extendiendo su mano para acariciar el rostro de Lan WangJi, girándolo hacia él—Mírame—, pidió y el Alfa volvió a abrir los ojos para verlo.

Ve a la cama, solo necesito...

Wei WuXian colocó su dedo sobre los labios del Alfa mientras negaba con la cabeza.

Sé que mis bragas no serán suficientes para calmar tu rut—, afirmó, esbozando una sonrisa—, deja que tu Omega te ayude.

Fue el turno de Lan WangJi de negar con la cabeza.—Podría lastimarte, a ti y a nuestros bebés, el celo de un Alfa...

Es salvaje—, terminó Wei WuXian por él—Lan Zhan, no soy frágil, no me romperé, además, confío en ti, se que no nos lastimarás.

Puedo soportarlo—, trató de persuadir el Alfa—debería acostumbrarme, los bebés irán a la escuela hasta los tres años, esos son seis ruts para mí.

¿De qué estás hablando?—, preguntó Wei WuXian, riéndose,— el agua helada ha atrofiado tu cerebro.

Lan WangJi movió los labios, tratando de hablar, pero Wei WuXian colocó su dedo sobre ellos de nuevo.

Rechazaras a tu Omega, Alfa~—, el tono en que dijo la última palabra, fue completamente seductor al igual que las feromonas que empezó a liberar, lo que hizo que Lan WangJi dejara escapar un gemido gutural mientras volvía a negar con la cabeza, en respuesta.—Entonces, regresemos a la cama y permite ayudarte.

Lan WangJi lo miró con los ojos entrecerrados antes de sumergirse más en la bañera, dejando que solo sus ojos dorados quedarán visibles.

Wei WuXian se rió ante la actitud infantil de su Alfa y dijo en tono burlón:—Aiyo Er-Gege, ¿Qué eres? ¿Un niño pequeño?

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