Capítulo 10: ¿Hay algo que quieras decirme?

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HuaiSang, te juro que si no estás yendo al mercado agrícola, daré a luz aquí en tu auto como venganza.

¡Estoy tomando un atajo!—, aseguró Nie HuaiSang , mirando a su amigo a través del retrovisor—, por favor, mantén a los bebés dentro de ti un poco más.

Wei WuXian maldijo en voz baja, apretando las manos de Wen Mao y Baoshan SanRen mientras otra contracción lo golpeaba.

No sabía si podría cumplir la petición de Nie HuaiSang y mantener a sus bebés dentro de él, ya que parecían impacientes por nacer, pero, por suerte para todos, el mercado agrícola apareció frente a ellos cuando Nie HuaiSang dio la vuelta en una intercepción.

Todas las personas que estaban en el mercado agrícola de la pequeña plaza en Caiyi, corrieron para que el automóvil rojo que avanzaba en medio de los puestos no pasará encima de ellos.

Lan WangJi se giró, mirando todo el desorden que se estaba armando a unos metros de su puesto, observando con los ojos entrecerrados los arreglos florales que decoraban el auto que se detuvo bruscamente.

A un lado, a un lado—, gritó Luo QingYang antes de abrir la puerta del auto y bajarse de un salto—, ustedes serán responsables de que un Omega de a luz aquí si no se quitan.

Lan Zhan—, gritó Wei WuXian mientras era ayudado por Luo QingYang a bajar del auto —Santamierda, realmente duele.

¿Van a dejar el auto ahí?—, preguntó un hombre, como si quisiera una confirmación más de que, efectivamente, harían eso.

No entiendo que pasa, pero no puedes hacer esto—, habló Wang LingJiao, colocándose frente a Wei WuXian para detener su paso.

Ya me tienes harto—, gruñó Wei WuXian, girándose hacia ella—, sé que no debería hacer eso, no necesitas decirlo, pagaré la multa que me corresponde, pero ya deja de meterte donde no te llaman, cierra la boca o tomare las patas de una silla y te obligaré a callarte con ellas en tu garganta.

Luo QingYang sonrió cuando Wang LingJiao se hizo a un lado y no se atrevió a decir nada más.

Lan WangJi esquivo la mesa de su puesto y avanzó hacia Wei WuXian, preocupado por la expresión que cruzó su rostro mientras su mano se presionaba sobre su vientre y jadeaba de dolor.

Wei Ying, ¿Qué sucede?—, preguntó el Alfa acercándose a él, pero deteniéndose al recordar lo que el Omega le había dicho la última vez.

No quisiste responder mis llamadas—, afirmó Wei WuXian haciendo un puchero,—no es que tuviera la oportunidad de llamarte muchas veces debido a que el sacerdote me estaba observando y después me estaban obligando a bailar en fila y recuerdas que te dije que me dolían los pies—, cuando el Alfa asintió, dejó salir una fuerte risa, —bueno, no es nada comparado con los dolores de parto, Lan Zhan, duele como el infierno.

¿Estás en labor?—, preguntó Lan WangJi.

Eso no importa ahora—, respondió Wei WuXian, volviendo a reír —Lan Zhan, llegó el musical que mandaste a hacer, nuestra canción Lan Zhan, como canción de cuna, es hermoso, con todos los conejitos, las nubes y—, se interrumpió, encorvándose sobre sí mismo y mordiéndose el labio para no volver a maldecir.—Okay me daré prisa—, murmuró hacia su vientre, inhalando con fuerza.

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