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Dejó de prestar atención a su amigo en aquella videollamada luego de, en medio de la elaboración de la tarea, ciertas cosas que pasaron con el dueño de un par de ojos azul cielo en el páramo se había llevado su completa atención.

Había pasado solo una semana después de ese encuentro, y desde entonces ambos parecían ignorarse, fingiendo nunca haberse conocido, pero _____ sabia que en ocasiones el rubio se quedaba mirando en su dirección por largos minutos, le pareció adorable.

El recuerdo de aquéllas tiernas y obscenas expresiones provocaban en él reacciones impuras que hasta a él habían comenzado a darle algo de vergüenza.

— ¿Y que aremos? — termino su charla con esa pregunta.

— ¿Que cosa?.

— ¡¡_____!! — le regaño molesto — ¿Prestaste atención?.

— No — respondió con descaro agregando un "p" a la palabra.

— Van a darnos una paliza si seguimos así — suspira frustrado.

— Tu tranquilo, mantengo mi ritmo, estaremos bien — le resta importancia — no dejaré que me quiten mi posición.

— Más te vale — le mira molesto — no quiero ser el amigo de una cría.

El oji azul solto un leve gruñido al mismo tiempo que viraba los ojos, odiaba esa palabra, para un sangré de lobo ser llamado cría después de los quince es ser la perra de todos en la manada, alguien lo suficientemente débil al que hay que proteger como los Omegas o cachorros que aún no han perdido sus colmillos de leche.

Cada solsticio de invierno los jóvenes de una misma manada sin importar su clase participan en 'El Círculo' un ritual de pelea, donde el Alfa de dicha manada reconoce al ganador y el premió de honor es un privilegio que puede otorgarte incluso en un futuro un puesto en la sucesión de dicha manada.

Pero toda esa gloria es dada al ganador, solo si este es suficientemente poderoso como para convertir al sucesor consanguíneo en una cría.

Este año sería la tercera vez en la que _____ se presentaba en dicha pelea. Su primera vez en el ruedo fue poco después de haber cumplido los quince, secretamente sorprendido de su resultado, pues había ganado por poco a todos.

En ese entonces su abuelo, el actual Alfa, le había dado la opción de prepararse un año más para dicho ritual, pero como uno de los bastardos de la manada había soltado de más la lengua, su orgullo no le permitió desaprovechar la oportunidad de romperle la quijada al maldito.

— Desde que comencé no he perdido contra ninguno — respondió sin darle importancia.

— Bien — suspira — ¿Mañana nos reunimos?.

— ¿Bernis?.

— ¿Ese basurero?.

— A las chicas también les gusta — respondé alzando los hombros.

— Ya que — cedió cansado — nos vemos mañana entonces.

— Si.

Luego de haber cortado la videollamada cerró su laptop y arrastró hacia atrás su silla dejando caer todo si peso sobre el respaldo de la misma. Suspiro cuando aquella imagen que no le dejaba cerrar los ojos nuevamente se manifestó en su cabeza.

— Terminaré por enloquecer — susurro sujetándose el cabello con desesperación.

Parecía una obsesión.

Una que no podía ignorar, que comenzaba a quemarle la piel con cada día que pasaba, era divertido ver cómo aquel cachorro huia de él en cada pasillo en el que se encontraban, en como le daba largas miradas creyendo que no lo notaba o como sus cejas se fruncian cuando él abrazaba a una de sus chicas o incluso la mirada de odio que clavaba en él cuando tenía acercamientos con Jimi.

Make You Mine || WolfBlood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora