Ira

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Decir que las siguientes semanas fueron de completa negación y caos emocional para Hattori Heiji sería quedarse corto. Tras aquella reveladora sesión con la psicóloga, el moreno no hizo más que convencerse a sí mismo de que el enfoque de la terapeuta estaba un poco equivocado, pues estaba seguro de que el hecho de pensar tanto en Kudou se debía a que ambos compartían la pasión por los misterios y las deducciones, y no necesariamente porque albergara sentimientos románticos por él. Así que, cada vez que esos erróneos sentimientos hacia Conan/Shinichi —o Kudou, como solía llamarle— tocaban a la puerta de su entendimiento, simplemente sonreía y los dejaba pasar, creyendo que todo era solo una fase pasajera. Sin embargo, con cada día que pasaba, le irritaba un poco más confirmar que de “pasajera” no tenía nada.

Con todo, Heiji intentó llevar su vida con normalidad, lo que incluía pasar tiempo con sus amigos, especialmente con Kazuha Toyama. Después de todo, ella era su amiga de toda la vida, y aunque últimamente sus sentimientos hacia ella se habían vuelto involuntariamente confusos, decidió que no podía dejar de verla. Por eso, cuando Kazuha le propuso salir un par de veces, aceptó en cada ocasión.

La primera vez, habían decidido pasear por uno de los parques turísticos más hermosos y cercanos a la zona. Kazuha, como siempre, se presentó con gran entusiasmo, con el objetivo de atraer su atención. Ran le había dicho anteriormente que si al menos lo intentaba, fácilmente lograría que el moreno se le declarara. Así que Kazuha se esforzó por mostrar su mejor versión, usando su amabilidad y su risilla contagiosa. Además, también preparó un bento especial para la ocasión, decorándolo con todos sus platillos favoritos, esperando que esto lo hiciera sonreír y, tal vez, que finalmente la mirara de una forma diferente. Sin embargo, Heiji, tan bobo como era, hacía poco por ocultar que su mente seguía regresando una y otra vez a Conan, incluso mientras comía.

—¿Sabes, Kazuha? —dijo con una sonrisa tonta mientras tomaba con los palillos una salchicha en forma de corazón. Ambos estaban sentados bajo el árbol más frondoso que encontraron—. Una vez más pude comprobar que Kudou siempre tiene razón en sus deducciones. Es increíble cómo puede resolver cualquier caso, sin importar lo complicado que sea. Una vez, me contó cómo descifró un código imposible en cuestión de minutos, y fue…

Kazuha sonrió con toda la paciencia que, sinceramente, no tenía. Para ese momento, ya habían disfrutado de un largo paseo, comprado algunos recuerdos y tomado varias fotos, y todo mientras Heiji no dejaba de hablar maravillas de su amigo. La verdad, empezaba a sentirse un poco frustrada.

—Sí, Heiji, Kudou-kun es genial —dijo Kazuha, un poco condescendiente, intentando ocultar su disgusto al ver cómo el moreno devoraba la comida sin siquiera notar que las salchichas y las zanahorias tenían forma de corazón. Se había esforzado mucho para que quedaran perfectas—, pero... ¿podrías concentrarte en la comida un momento? La hice especialmente para ti.

—Oh, sí, está deliciosa. Gracias, Kazuha —Heiji miraba su plato, apenas dándose cuenta de lo que ella había dicho—. Por cierto, Kudou mencionó que está pensando en aprender a cocinar, ¡y vaya que le hace falta! Solo sabe preparar café. Una vez intentó hacer algo muy...

Kazuha suspiró por enésima vez en ese día, mordiéndose los labios mientras observaba, fastidiada, cómo esa chispa resplandeciente adornaba los ojos de Heiji cada vez que hablaba del detective de Beika.

…….

La segunda vez que decidieron salir juntos —bueno, Kazuha propuso, Heiji simplemente dijo que sí—, fueron al cine. Kazuha, decidida a no fracasar de nuevo, eligió una buena película romántica, la mejor reseñada, con la esperanza de que el ambiente de la sala, llena de parejas, los acercara más. Pero, durante toda la película, Heiji apenas prestó atención a la pantalla. Kazuha lo había visto innumerables veces concentrado en su teléfono, seguramente enviándose mensajes con Kudou. Cada vez que intentaba hacérselo notar, él alegaba que estaba ayudando a resolver un caso complicado.

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