Negociación

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Antes que nada, me gustaría agradecerle a toda esa linda personita que se ha tomado un poco de su valioso tiempo leyendo está pequeña historia, en verdad muchísimas gracias, me hacen el día con sus comentarios.🌷

Ahora, vuelvo a dejar claro que Conan NO es un niño pequeño; recuerda, él es un ADULTO.

Dos días después de lo ocurrido con Toyama, Hattori Heiji decidió regresar al consultorio de la psicóloga

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Dos días después de lo ocurrido con Toyama, Hattori Heiji decidió regresar al consultorio de la psicóloga. Y ahora no estaba recostado en el sofá, como la vez anterior. Se encontraba sentado en el borde del asiento, con una mano nerviosa pasando por su cabello castaño. Aún no lograba aclarar del todo sus pensamientos, y cada vez que intentaba razonar con claridad, la imagen de los ojos tristes de Kazuha volvía a su mente, llenándolo de culpa. La psicóloga, la doctora Kimura, observaba con paciencia a su joven paciente, notando el evidente estrés en su lenguaje corporal.

Heiji finalmente dejó escapar un suspiro y levantó la vista, decidiéndose a hablar.

Sensei, me siento mal —dijo con voz apagada y llena de remordimiento, mirando el suelo con fingido interés—. Kazuha siempre ha sido mi amiga, alguien importante. Pero últimamente he estado tan distraído… No me había dado cuenta de cuánto la he lastimado, y ahora no sé cómo arreglarlo.

La doctora Kimura tomó nuevamente su inseparable cuaderno de hojas blancas y pastas duras, preparándose para tomar las notas necesarias, asintiendo suavemente para que Heiji continuara.

—¿Te refieres a cómo la has estado tratando en estas últimas semanas? —preguntó, como queriendo guiarlo a que se expresara más.

—Sí… creo que realmente he estado tan enfocado en… Kudou —admitió Heiji, sintiendo un nudo en la garganta al pronunciar su nombre—. Es ridículo, ¿verdad? Simplemente no he podido sacarlo de mi cabeza, y he estado ignorando a Kazuha. Ahora, ella está furiosa conmigo, y con razón. Sé que he sido un idiota.

—¿Pero por qué piensas que es ridículo, Hattori-kun? —preguntó la doctora Kimura, manteniendo su expresión neutral.

—Porque… porque es Kudou, maldita sea —contestó Heiji, levantándose de repente y comenzando a caminar por la sala, mientras se llevaba ambas manos a la cara—. Es imposible que esto siquiera llegue a algún lugar. Es… es un detective tan genial, sí, Conan es tan adorable, pero todo esto es una pérdida de tiempo. No tiene sentido seguir pensando en él de esta manera. Kudou nunca… nunca me vería de esa forma, ¿sabe? Así que he decidido sacarlo de mi mente. Tengo que concentrarme en Kazuha. Ella está aquí, me importa, y… y debería ser suficiente, ¿no? —Heiji no sabía qué le dolía más: si el hecho de tener que dejar de pensar en Kudou o la realidad de que este jamás le vería ni se fijaría en él.

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