Un capítulo de Modern Family se reproducía en la televisión sin que nadie le prestara atención, tan olvidado como los boles de palomitas medio vacíos en la mesita de café. Los cuatro charlaban entre risas de cosas que ninguno podría explicarte si les preguntaras una hora después.
El comedor de Chiara y Violeta tenía una iluminación cálida y tenue que ayudaba mucho a crear esa atmósfera de intimidad en la que se habían sumido. Las dos dueñas del hogar se estiraban boca abajo cada una en una dirección del sofá, de modo que en el asiento de en medio se encontraban sus cabezas. Ruslana, en cambio, se encontraba sentada en la alfombra, al igual que Martin.
En un momento de silencio que se prolongó lo suficiente como para que se sumergieran en el barro de sus pensamientos, Martin estiró las manos hacia las de sus amigas y las agarró con fuerza.
—Gracias por dejarme venir con vosotras hoy.
—Ayyyy, que te como. No tienes que dar las gracias, tonto —dijo Ruslana pellizcándole en el brazo.
Chiara se incorporó y se dejó caer desde el sofá sobre él en un abrazo doloroso.
—Marts, tú siempre estás incluido en nuestros planes, no tienes ni que preguntar.
El chico se rio y aceptó al koala que tenía ahora subido encima, mirando a Violeta en busca de confirmación. Ella le sonrió y le apretó la mano antes de soltarla, sin emitir palabra, pues no hacía falta.
—Es que a veces me da miedo meterme en medio de vuestras cosas de chicas y que vosotras queráis estar solas... —murmuró Martin, pasando los dedos por el pelaje de la alfombra color crema. Era muy suave.
—I mean, yeah. No me gustaría que haya chicos aquí —concedió Chiara, dejándose caer a un lado. Aun así, no soltó a su amigo, sino que permaneció abrazada a su costado y apoyó la mejilla en su hombro, haciendo que eso le deformase las palabras—. But you are not like the other boys. You are allowed.
—¡Eso! —exclamó Ruslana. Se apresuró a tomar el otro lado de su amigo y se afianzó a él con una fuerza descomunal—. Esta es una noche de girls and gays. Tú siempre estás invitado.
Sus palabras despertaron la risa de Martin, que la enterró en su melena pelirroja. Chiara afirmó con la cabeza y pasó una pierna por encima de él y de la propia Ruslana. Violeta, que los había estado observando en silencio, se levantó con un suspiro.
—Bueno, supongo que este sofá tan caro y tan bonito está de adorno. Qué le vamos a hacer.
Y procedió a echarse encima de Chiara, que sonrió y le sacó la lengua.
Se sumergieron en unos largos minutos de paz muy necesarios. Dicha paz se filtró en el corazón de Martin y cada vez ahondó más, hasta que despertó un par de lágrimas que descendieron por sus mejillas sin prisa.
Chiara se dio cuenta al verle limpiárselas con el dorso de la mano. Formó un puchero contra su hombro, apenada.
—¿Estás triste?
—No —susurró él, negando con la cabeza también—, estoy contento de teneros aquí.
—Me too —mumuró la chica, dándole un beso rápido en la mejilla.
Y entre el silencio que se volvió a formar, no sabe por qué, se atrevió a decir:
—Últimamente no sé ni qué siento...
El efecto fue inmediato. Tanto Ruslana como Chiara se separaron a la vez de él y le miraron preocupadas.
—¿Quieres hablarlo? —terminó por decir Ruslana. Él se encogió de hombros.
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Promesas desdibujadas
FanficTras cinco años de noviazgo, lo cierto es que la relación entre Juanjo y Martin está pasando por un bache importante, el más grande al que se han enfrentado nunca. A pesar de que les aterra no ser capaces de lograrlo, ambos quieren hacer el esfuerzo...