02 | Crisis en llamas
Peter
Mi carrera está acabada.
Si aún creía que existía una mínima esperanza de salvarla, esta se va a la basura inmediatamente en cuanto respondo aquella llamada.
Mi situación laboral lleva siendo catastrófica estos últimos meses, sin embargo pensé que podría ser algo temporal debido a no haber publicado nuevos proyectos desde hace un tiempo.
Joder, los escritores también necesitamos vacaciones.
Desde que decidí que era buena idea aceptar aquella propuesta editorial y comenzar a publicar mis libros todo parecía un sueño, logré estallar las ventas con tan solo el primero de todos logrando que se convirtiera en un best seller. El éxito era tanto que mi editora no dudó en volver a contactarme para lanzar los siguientes lo antes posible.
Es algo que odio del mercado literario, parece que es necesario que haya miles de novedades cada mes. Ahora todo consiste en presionar a los escritores para terminar sus proyectos en un plazo de tiempo impuesto, explotarlos lo máximo posible.
Ni siquiera la mayoría de lectores tienen una situación económica lo suficientemente favorable para permitirse esos gastos mensuales.
A veces siento que decepciono a mi pequeño yo, ese que soñaba con dar a conocer al mundo las historias que escondía de toda su familia. Añoro esos tiempos cuando lo que escribía salía por voluntad propia, cuando mi imaginación era la que manejaba mis dedos, no el dinero.
Extraño el sentimiento de estar orgulloso de ser escritor.
Ahora esa sensación brilla en su ausencia. Después del fracaso de mi última novela publicada hace unos días, he suprimido la idea de que esto sea algo temporal de mi mente.
ꟷLas ventas están disminuyendo cada vez más. ꟷme informa Emily al otro lado de la línea.
Aunque llevamos trabajando juntos bastantes años, cuando mi editora se encarga también del marketing y las ventas de mis libros me sigue resultando desesperante.
Recuerdo cuando solo nos encargábamos de revisar mis manuscritos y mejorarlos antes de enviarlos a imprenta, resultaba más agradable para ambos. Sin embargo, la editorial para la que ella trabaja y para la cual yo soy un esclavo vio como solución a su falta de empleados encargarles nuevas tareas a los actuales, en vez de contratar nuevos.
Así, Emily pasó de ser mi editora a también promocionar con el equipo de marketing mis novelas, controlar tanto ventas como presupuestos y organizar todas mis firmas. Esto para ninguno de los dos fue una buena noticia, y se sigue notando en el ambiente.
En conclusión: todos estamos en la mierda.
Bueno, menos la editorial. Esta sigue ganando dinero a nuestra costa sin tener que preocuparse de emplear nuevo personal y rompiendo contratos con autores que no llegan a sus expectativas.
Y esto último es lo que me pasará a mí si no soluciono este embrollo cuanto antes.
ꟷYa lo sé. ꟷsuspiro poniendo el manos libres del teléfonoꟷ Pero el libro salió hace apenas días, es normal.
ꟷPeter. Te recuerdo que si analizamos las estadísticas de tus anteriores novelas, cada vez hay menos repercusión en los lanzamientos.
Paso mis manos por mi rostro exasperado, no tengo ni la más mínima idea de a dónde se han ido los millones de lectores que tenía al comienzo.
ESTÁS LEYENDO
Bajo las reglas del juego
Romance« ¿Qué harías si tu escritor favorito es también ese chico insoportable al que encontraste durmiendo sobre tu pecho tras una fiesta que ni siquiera recuerdas? » Gaia Rossetti es una lectora empedernida, como ella misma se define, que está enamorada...