~•Cap 11: Caída De Los Canarios •~

1.6K 75 121
                                    

Elena

El reloj marca las diez de la noche, pero nadie en la mansión parece dispuesto a dormir. La tensión en el ambiente es palpable, como si cada uno de nosotros sintiera que algo está a punto de estallar.

Estoy sentada en un sillón de cuero, con Cronos entre mis brazos. —aunque cada vez menos pequeño— ronronea con suavidad, su peso cálido contra mi cuerpo. Acaricio su melena incipiente mientras observo a los demás.

Lucca está en el suelo, con un cuaderno abierto sobre la mesa baja, concentrado en su dibujo. Sus pequeños dedos trazan líneas con precisión, su lengua asomando apenas entre sus labios en un gesto de concentración. A su lado, Nicolás sostiene a Irina en su regazo, una de sus manos descansando en su cintura en un intento de calmar su evidente nerviosismo.

Ella no habla. Su mirada va de un lado a otro, como si esperara que alguien irrumpiera en cualquier momento.

Laen esta frente a su computadora, sus dedos moviéndose con rapidez sobre el teclado. Su rostro permanece serio, iluminado por la luz azulada de la pantalla. De vez en cuando, suelta un suspiro de frustración.

Y Enzo…

Mi mirada se desliza hasta él. Está de pie, con los brazos cruzados, apoyado contra la pared. A pesar de su postura relajada, su expresión es dura, sus ojos grises fríos y calculadores.

No había querido hablar hasta ahora.

Pero ya estaba harta de esperar.

—¿Quiénes eran esos hombres? —pregunté de golpe, rompiendo el silencio.

Enzo gira el rostro lentamente hacia mí.

—Hombres muertos.

—Eso ya lo sé. Lo que quiero saber es quién los envió —insisto, manteniendo la mirada fija en él.

Su mandíbula se tensa.

—Los Canarios.

El nombre queda suspendido en el aire como una maldición.

Irina tiembla apenas en los brazos de Nicolás. Laen deja de teclear por un segundo.

Incluso Lucca alza la cabeza, su mirada gris interrogante, aunque no escribe nada.

Yo entrecierro los ojos.

—¿Y por qué diablos querrían llevarme?

Enzo se aparta de la pared y camina hacia mí con calma depredadora. Se detiene justo frente al sillón, mirando a Cronos, antes de volver a fijarse en mí.

—Porque eres mía.

Un escalofrío recorre mi espalda.

Pero no dejo que eso me distraiga.

—No es solo por eso, y lo sabes.

Nicolás suspira desde su lugar.

—Los Canarios han estado moviéndose en Sicilia y España desde hace un tiempo. Intentaron hacer negocios con Enzo. Se les negó. Ahora quieren venganza.

Los Secretos Que Nos Unen (+21) |#1| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora