2 de noviembre de 1994
Querida señorita Dayne:
En primer lugar, debo agradecerle que me haya respondido. No es mi intención provocar ningún problema entre usted y mi hermano, pero sí afirma que usted tiende a ignorar su correspondencia.
Y en cuanto a su escepticismo, no se ofende. Está claro para mí que has soportado mucho. Si yo hubiera nacido en tus zapatos, no estaría dispuesto a escuchar lo que un joven de veintitrés años tiene que decir.
Pero ya ves, romper maldiciones es la más extraña de las profesiones. En algún momento, alguien dedicó incontables horas a ocultar las piezas de un rompecabezas complejo, y es mi trabajo encontrarlas. No se trata solo de romper maldiciones; Se trata de comprender la intención detrás de ellos, la magia entretejida en ellos y la persona que los creó.
No hay un libro de instrucciones para romper maldiciones... De hecho, muchos de los más grandes rompedores de maldiciones de la historia nunca lograron romper una.
Conozco tres tipos de rompedores de maldiciones.
El primer tipo está interesado en el contraenfoque, es decir, tratar la magia oscura con magia más oscura. El segundo tipo adopta un enfoque más empírico: números y cálculos que se convierten en remedios experimentales.
Creo que estás familiarizado con estos dos.
La tercera, y la que yo mismo considero ser, es la rompemaldiciones que actúa en base al conocimiento. Estos rompedores de maldiciones valoran nombres, fechas y lugares, y luchan contra la historia con la historia.
Si hay algo que amo más que mi profesión es a mi familia. La admiración de Fred por ti lo dice todo, y es evidente que te has convertido en una parte integral de su vida y, por extensión, de la nuestra.
Debido a esto, les pido que no se preocupen por el "costo" de mis servicios. La vida de alguien no puede tener precio.
Si decides darle una oportunidad, te ofrezco toda mi disposición, sinceridad y disposición para tratar de ayudar. Compártelo conmigo tanto o tan poco como quieras. Estoy aquí para escuchar.
Esperamos su respuesta, si decide responder.
Saludos
Bill Weasley
Dahlia respiró hondo mientras bajaba la carta. La vida de alguien no puede tener precio.
¡Oh, Bill, Dahlia quería escribir, si supieras qué me metió en este lío!
—Escribe lo que sientas —sugirió Evie, dando un mordisco a la manzana más verde que Dahlia había visto jamás—.
"No sé lo que siento", respondió Dahlia, dibujando pequeños círculos frustrados en sus sienes con el dedo. "No quiero volver a hacer esto".
—Bueno —dijo Carrie, levantando la vista de su libro—, dile eso.
"¡No puedo!" —se quejó Dahlia, olvidando por completo su ambiente—. La larga mesa de Slytherin, que estaba llena de estudiantes internacionales y estudiantes con uniformes de Hogwarts de diferentes colores, no era el lugar para discutir lo que su nuevo amigo por correspondencia proponía.
Era difícil pensar cuando todos estos idiomas se fundían en un solo eco en el Gran Salón.
—¿Por qué no? —preguntó Evie, frunciendo el ceño.
—Escucha esto —pidió Dahlia—. Se aclaró la garganta y entrecerró los ojos antes de recitar:
"El primer tipo está interesado en el contra-enfoque, es decir, tratar la magia oscura con magia más oscura. El segundo tipo adopta un enfoque más empírico: números y cálculos que se convierten en remedios experimentales.
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MALEDICTION
Fanfiction"Crees que eres tan imprudente, ¿no?", Preguntó ella, dando un paso más cerca de él. "Dime, Frederick Gideon Weasley, ¿estarías satisfecho con lo que has hecho si hoy fuera tu último día en la tierra?" Dahlia Dayne podría haber sido ordinaria, o tan...