se desarrollan los acontecimientos previos al examen, donde Adrián ya tiene a Ichika Amasawa como pareja para el examen, mientras que Nanase Tsubasa hace equipo con Ayanokouji. A pesar de la situación, Adrián sigue siendo analítico sobre la estrategia de Kazuomi Housen de vender a los mejores estudiantes de su clase a precios elevados, algo que afecta la formación de equipos en el examen.
Adrián, al encontrarse con Nanase, nota su formalidad al hablar, lo que le parece curioso. En una conversación amigable, él le pide amablemente que se relaje y no sea tan estricta en su manera de dirigirse a los demás, pero Nanase se mantiene en su estilo educado y respetuoso. Hiyori llega durante la charla, y la interacción se torna aún más amigable. Nanase queda impresionada por Hiyori, quien siempre muestra amor y respeto en cualquier situación. Esto genera una conexión especial entre las tres personas, formando un lazo de amistad.
Nanase admira a Hiyori, considerándola una fuente de inspiración por su calidez y empatía. A medida que se conocen mejor, la dinámica entre ellos se fortalece, aunque el examen que se avecina sigue siendo el foco de sus preocupaciones.
El encuentro entre Nanase y Hiyori fue una interacción significativa y un punto importante en la conexión entre los personajes.
Mientras Adrián y Nanase conversaban sobre estrategias y el comportamiento de Housen, la llegada de Hiyori cambió el tono de la conversación. Hiyori se acercó con una sonrisa suave, irradiando su calma habitual, lo que hizo que Nanase se enderezara y saludara con su habitual formalidad.
—Hola, Nanase-san, un placer conocerte —dijo Hiyori con una voz suave y amigable, inclinando ligeramente la cabeza como saludo.
Nanase, un poco sorprendida por la cortesía y serenidad de Hiyori, respondió con una leve reverencia.
—Es un honor conocerla, Shiina-senpai. He oído mucho sobre usted, y no puedo evitar admirar la forma en que se conduce —respondió Nanase, con una sonrisa nerviosa, aunque sincera.
Adrián, viendo la tensión en Nanase, intentó relajar el ambiente.
—Nanase, no tienes que ser tan formal con nosotros. Hiyori es como cualquiera, ¿verdad, Hiyori? —dijo Adrián, tratando de romper el hielo.
—Por supuesto —añadió Hiyori, acercándose a Nanase con una calidez que inmediatamente hizo que esta se sintiera más cómoda—. Puedes llamarme solo Hiyori. No tienes que preocuparte por los formalismos.
Nanase asintió, aún sintiéndose un poco fuera de lugar ante la cercanía entre la pareja. Sin embargo, la manera en que Hiyori la trataba hizo que, poco a poco, se fuera relajando. La conversación giró en torno a temas más ligeros, como libros que Hiyori y Adrián estaban leyendo, y Nanase se dejó llevar por la amabilidad de Hiyori.
—Es inspirador ver cómo ustedes dos se apoyan el uno al otro —comentó Nanase en un momento de la conversación, mirando a Adrián y Hiyori—. Me recuerda lo importante que es tener a alguien a tu lado que te entienda y te respete.
Hiyori sonrió, mientras Adrián miraba a Nanase con agradecimiento.
—Siempre hemos sido un equipo —dijo Hiyori—. Pero creo que lo mismo se puede decir de ti, Nanase. Tu equipo también está fortaleciéndose. Estoy segura de que te irá muy bien en el examen.
Nanase sonrió tímidamente, pero las palabras de Hiyori le dejaron una marca positiva. A partir de ese momento, la relación entre Nanase, Adrián y Hiyori se consolidó aún más, no solo como compañeros de la escuela, sino como amigos que se respetaban mutuamente.
Nanase, mientras conversaba con Adrián y Hiyori, mantenía su característico formalismo. Cada palabra que salía de su boca era precisa y respetuosa, aunque su comportamiento no reflejaba lo que realmente sentía en su interior. Cada vez que Adrián hablaba, Nanase lo miraba con una admiración evidente, pero sutil. Sus ojos, a menudo desviándose hacia él, revelaban una mezcla de curiosidad y atracción que ella intentaba ocultar bajo su tono educado y serio.
