--7: Burn.

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| Duel |

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   LA PRINCESA AURORA INHALÓ, observando a los guardianes de dragones en frente suyo. La noticia no era peligrosa ni tampoco para exagerar, pero sí era una gran novedad y algo que le confundía bastante.
  Su dragona, Everdream, había colocado una gran nidada el día anterior, y a esas horas de la mañana se le había comunicado el acontecimiento. ¿Le alegraba? Por supuesto, era un gran milagro para la casa Targaryen. Pero le resultaba extraño, ¿En qué momento quedó preñada y de quién? Suponía que los cuidadores sabían. A su lado, se encontraba Ser Stephan Black, su guardia real, el cual la acompañaba a todos lados.

  –¿Vezof? ¿Kyn jorrāel?. – Cuestionó, con su mirada fija en los hombres quienes ya se encontraban algo atemorizados por la imponente presencia de la platinada, por más que no haya razón para que está se moleste.

   "¿Una nidada? ¿De qué dragón?."

  –Nyke jāhor, sōvākos nyke lēsir daor ni dragōnys jorrāelza. – Explicó uno de los tres que se encontraban allí, con su cabeza baja, demostrando respeto.

  "No lo sabemos, hoy nos enteramos de que su dragona estuvo embarazada."

  Aurora sostuvó el puente de su nariz, negando de decepción a la par que soltaba un suspiro. Una vez aclaró sus pensamientos, volteó a verlos, más seria que antes.

  –Vezofe naejot vestri. – Ordenó, siendo obedecida al instante.

  "Llevenme con los huevos."

Los hombres asintieron, dándose la vuelta y adentrándose a la cueva, con la princesa siguiéndolos a paso tranquilo. Estuvieron un par de minutos recorriendo el interior, hasta llegar a el aposento de su dragona, la cual se encontraba profundamente dormida, con los dichosos huevos a un costado, lo suficientemente cerca de ella.
  Aurora con una seña los hizo largarse de allí, exceptuando a Ser Stephan, quien se quedó en la entrada de la cueva, pero dándoles privacidsd. Llevó su mano derecha a la izquierda, sacando el guante que adornaba su antebrazo; luego repitió la acción pero con la otra. Guardo las telas en uno de los bolsillos disimulados en su falda, para luego acercarse con confianza a su hija, con una sonrisa tranquila al verla luego de dos días enteros, ¿Tal vez?.

  El animal pareció oler su ser, ya que fue abriendo sus ojos lentamente, hasta finalmente reconocer a su jinete.     Everdream rodó sus ojos, pero permitió que la platinada acaricié su hocico de manera suave. La princesa daba todo de si misma para evitar ver su horrenda cicatriz, tan sólo pretendiendo que esta no existía.

  –¿Vezof mirre ābrar naejot, hm?. – Sonrió de manera reconfortante, orgullosa de su pequeña, no tan pequeña, dragona.

How Did It End? | Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora