Dark Room

Capítulo 4

Habían sido dos semanas desde la última  vez que me cruce con Venable.

No sabía realmente en qué estaría esa mujer, pero presentía que no era nada bueno, su lenguaje corporal la delataba,  su mirada estaba llena de odio con incertidumbre, y su caminado ya no era  firme, a diferencia de otras veces. 

Exactamente llevaba un mes en el refugio y me había acomodado a las ridículas reglas del lugar. Acomodarse solo es la palabra que logro encontrar para describir el esfuerzo que había tenido que hacer los últimos días.

Todo comenzó cuando escuché a uno de los "huéspedes" gritar con horror, yo estaba organizando material fotográfico y los alaridos me hicieron salir de la habitación, me acerque a la baranda de las escaleras y en la primera planta vi como dos hombres con trajes negros arrastraban desnudo a un joven con el que apenas había intercambiado dos palabras, cuando pregunté que había sucedido, Aurora, una aristócrata sobreviviente, me confesó que había comido más de lo asignado, el joven había entrado a la cocina y había robado algunos cubos de vitaminas, por esa razón estaba siendo castigado.

Después de ese incidente, casi tres días de lo ocurrido lo volvimos a ver, ninguno preguntó que le habían hecho, yo estaba aterrada, no entendía como le podían hacer eso a una persona, podrían haber encantado mejores medios para dejarle claro el mensaje ¿pero casi asesinarlo?.  En mi interior empezaron a emerger sentimientos de odio hacia Venable, de odio y de miedo, todo esto pasaba bajo su supervision y sus órdenes, y aunque entendía que en estas circunstancias ser estricto y mano dura era una virtud, nada justificaba la violencia.

El día que Venable me golpeó estando en mi habitación le escribí a mi padre, no he dejado de hacerlo desde entonces contándole los horrores que he visto acá.  En este lugar no hay redes de conexión inalambrica, al menos no para nosotros, tuve la opción de escribirle cartas y mandarlas por correo, supongo que es absurdo, pero de alguna manera debíamos estar comunicados, sin embargo no he recibido respuesta alguna, lo cual es extraño.

Volviendo al presente, me he acondicionado a estar acá, me he dado la oportunidad de hablar y conocer a los demás, lastimosamente es gente sumamente cuestionable, y un poco hueca con un montón de dinero en sus cuentas personales, aun así, me he mantenido distraída. Parte de las negociaciones que hizo mi padre al enviarme aquí fue que me cedieran una habitación tipo laboratorio para mi trabajo fotográfico, claramente el espacio no estaba totalmente equipado, pero tenía lo necesario para mantenerme ocupada por horas. Al principio pensé que iba a llamar la atención de las otras personas y que eventualmente tendría que compartir el lugar, sin embargo, afortunadamente la fotografía análoga perecia solo interesarme a mí, de nuevo en soledad.

Después del desayuno me dirigí al laboratorio, tenía pensado revelar un par de rollos que me quedaban de un desfile de alta costura al que había asistido antes del desastre, era lo último que me quedaba del trabajo, supongo que era estúpido seguir parte de mi rutina laboral, (registrar, revelar, ampliar, seleccionar, publicar), pero era de las pocas cosas que aún me vinculaban con el mundo.

El cuarto oscuro no estaba lejos de mi habitación, solo unos metros, de hecho, era lo más lejos que había llegado, no me interesaba recorrer el lugar, mi aventura acababa en los límites del laboratorio, quizá no me convenía traspasar.

Al llegar, noté que la puerta, la cuál era bastante pesada estaba levemente abierta, de ninguna manera la hubiera dejado así. Dudé uno segundos pero al final me decidí a entrar, a lo lejos vi un pequeño destello de lo que pareció ser una luz, no duró encendido mucho tiempo, así que decidí encender la luz roja.

Lo veía y no lo creía, Venable estaba parada en frente del área en dónde se colgaban las fotos, al principio su cara fue de sorpresa con un poco de vergüenza, poco después sus facciones cambiaron a su actitud de siempre.