En una tarde nublada, en un auto que se dirigía al parque infantil más alejado de Metrópolis, se encontraban Lex y Clark con Conner. El ambiente en el auto estaba cargado de tensión, sin nada de qué hablar después de enterarse de todo lo que como llevaría la paternidad.
—No me parece bien que el murciélago esté detrás de Conner. Apenas es un niño —dijo Lex, rompiendo el silencio.
—Nunca estás de acuerdo en nada —respondió Clark, sorprendido por el comentario.
Irritado, Lex contestó:
—¿Por qué eres así? Solo trato de criar a Conner contigo. Tú solo te preocupas en criticar todas mis ideas, incluso mis decisiones como padre.
—Sabes que no es eso, Lex. Yo solo... no sé qué hacer —se detuvo en seco el auto.
—¿Qué, ahora me dirás más tonterías tuyas? Sabes que llevamos a Conner a jugar porque no conoce a ninguna persona de su edad y Krypto no cuenta.
Al llegar al parque, caminaron lo más rápido y cautelosos posible para no llamar la atención, ya que Conner no estaba acostumbrado a ese tipo de ambiente.
Conner corría detrás de Krypto, jugando en el pasto, hasta que un tropiezo hizo que sollozara. El sollozo se expandió por el aire, causando que algunos vidrios cercanos estallaran por la presión. Lex, preocupado, corrió hacia él, lo que le provocó un gran dolor emocional. Al llegar, Conner dejó de llorar de inmediato. Clark se levantó de su asiento y observó alrededor; las pocas personas presentes miraban a Conner con curiosidad y asombro, considerándolo una anomalía.
Lex, notando la reacción de la gente, intervino:
—Esto no es un show, es solo un berrinche.
La gente, al escuchar a Lex, se calmó y dejó de mirar, aunque aún parecía extraño para ellos.
Decidieron continuar con su plan y, a pesar del incidente, lograron instalar un pequeño picnic en una zona tranquila del parque. Colocaron una manta sobre el césped y prepararon una cesta con bocadillos, sándwiches y jugos para Conner. Clark trató de animar a Conner con juegos y distracciones, mientras Lex preparaba una pequeña tienda de campaña para darles sombra.
Conner, ya más relajado, se unió a sus padres en el picnic. Jugó con algunos de los juguetes que habían llevado, y Lex y Clark trataron de relajarse y disfrutar el momento.
Clark se dedicó a empujar a Conner en un columpio cercano, mientras Lex observaba desde una distancia prudente. En un momento, Clark le hizo una caricia en la cabeza a Conner y le susurró palabras de aliento, tratando de asegurarle que estaba a salvo.
Más tarde, Conner se dirigió a los juegos del parque infantil, donde se deslizó por el tobogán y se balanceó en las estructuras de juego. Lex y Clark se alternaron para acompañarlo y vigilarlo, asegurándose de que estuviera seguro y disfrutara del día.
Lex observó cómo Conner se divertía, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación. Aunque el día había comenzado con tensión, ver a Conner sonreír y reír era un consuelo para él. Clark, viendo a su hijo feliz, sintió que a pesar de las dificultades y los miedos, estaban construyendo recuerdos valiosos juntos.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, Lex y Clark recogieron sus cosas y prepararon a Conner para regresar a casa. A pesar de las tensiones y los desafíos, estaban decididos a enfrentarlos juntos, con la esperanza de que el amor y la dedicación que tenían por su hijo les ayudarían a superar cualquier obstáculo que se les presentara.
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El Despertar De Konner
RandomClark y Lex empieza con la paternidad exploración de personajes y sentimientos como criar a Conner se pone como un reto para ambos padres y la difícil desición de seguir adelante para que Conner tenga una familia estable