San piensa que está mal lo que está haciendo recién cuando se encuentra tan profundo en Wooyoung que no puede respirar. Con alcohol en sus venas, engañó a Yeosang. Sus estúpidas decisiones lo dejaron en un mar de culpabilidad en el que la corriente...
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Yeosang.
El ardor en su garganta se extendió hasta su estómago. Este es el último shot, se dijo mentalmente mientras dejaba caer su cabeza en el regazo de Seonghwa. Cerró los ojos, y los dedos de su amigo encontraron su camino en su cabello, deslizándose contra su cráneo de una forma tan placentera que lo hizo soltar un jadeo bajo.
Hasta se había olvidado por qué estaban bebiendo tanto.
Seonghwa pausó su caricia en la cabeza de Yeosang. Escuchó el sonido de glup que salió de su garganta. Después de tantas risas y horas de no cerrar la boca en conversaciones que se desviaban completamente del tema principal, Seonghwa había abandonado los shots para beber de su vino.
La luz de la sala de Seonghwa estaba tenue, y a su alrededor los invadía el aroma de la comida que habían terminado un tiempo atrás. Yeosang se removió en el regazo de Seonghwa y en el sofá. Era mucho más cómodo y grande que el que tenía en casa. Lo hacía sentir muy bien a pesar de estar sintiéndose como mierda.
—Me alegra que San ya sepa lo de la audición y el tour.
Yeosang abrió un ojo. Desde ese ángulo incómodo, Seonghwa seguía siendo precioso. Estaba tan borracho que su cara estaba roja y sus ojos brillaban, manteniéndose abiertos a duras penas.
Ahí estaba la razón, pensó, sin querer hacerlo. No quería pensar, pero estaba pensando. Fue idea de Yeosang emborracharse hasta la inconsciencia para "celebrar" la firma del contrato. Bueno, esa fue la excusa que le metió a Seonghwa. No era mentir, no técnicamente, porque sí quería celebrar. Necesitaba sentirse positivo sobre algo en su vida, pero las cosas negativas se filtraban debajo de la puerta como viento helado, y la verdadera razón por la que quería perder la conciencia con litros de alcohol era porque no sabía qué otra cosa hacer después de haber engañado a San de una manera tan descorazonada. Con el cuerpo y con el corazón.
—¿Puedo quedarme a dormir aquí hoy? —preguntó Yeosang, ignorando el comentario de Seonghwa.
Él le dio otro sorbo a su vino antes de responder.
—Sí, claro. Puedo armarte la cama en el cuarto viejo de Mingi.
Yeosang suspiró, volviendo a cerrar los ojos. Hacía tiempo que no tenían una pijamada de este tipo, que ya estaba extrañando la casa de Seonghwa, su incondicional compañía. Los últimos dos meses había pasado ahogado en estudio, trabajo, en la audición y en Jongho. Se estaba ahogando en Jongho. Desde el principio. Casi no tenía tiempo para otra cosa.
